Page 31 - Los caminos de Virginia
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vanguardia, Yurkievich encuentra una línea  que denomina realista-historicista. Este

                  historicismo, argumenta, “[…] se funda en la conciencia de crisis, conciencia de corte

                  empírico y epistémico que modifica el fundamento de las antiguas conductas técnicas  y

                  cognoscitivas en íntima  correlación”  (96). Ya  he mencionado  esta actitud frente  a la

                  realidad por parte del poeta al exponer la consistencia de la poesía narrativa, la instalación

                  en una realidad desfragmentada y su reconstrucción por medio de la  narración poética.

                  Yurkievich encuentra dos actitudes disímiles frente a esta realidad: una afirmativa, en la

                  cual se exalta la realidad que rodea al poeta, un elogio frente a los avances de la técnica, la

                  urbe y la multitud, y otra negativa, en la que se apela a la visión apocalíptica y que rechaza

                  de  forma contundente todo el modo tradicional de las concepciones y formalizaciones

                  vigentes. Afirma  también que al abolir estas estructuras el artista pretende retomar  y

                  renovar un pasado remoto, además de concebirse a sí mismo como un héroe negativo que

                  se sacrifica en aras del porvenir. ¿Con quién habla Virginia caminando hacia el agua?, obra

                  en la cual trataré de profundizar en este trabajo, cumple con estas características.



                  Este ánimo de recuperación del pasado es lo que Humberto Marín admira de los ejercicios

                  poéticos de William Ospina: “La serena poesía conceptual de William Ospina es un

                  desesperado combate por salvar las cosas más queridas del caos, de la irrealidad, y de ese río

                  que todo lo erosiona, el tiempo” (citado por Echavarría, 1998: 371). Este afán por dialogar

                  con lo primitivo y las raíces no deja de recordar la actitud de Jaime Jaramillo Escobar en

                  poemas como “Ruego a Nzamé” y “Mamá-Negra”. La palabra que Ospina reclama en el

                  último poema de su obra ¿Con quién habla Virginia caminando hacia el agua? titulado “Una

                  mañana de miel”, y en su poema publicado en 1999 titulado “África”, es la misma palabra

                  que Jaime Jaramillo Escobar, el poeta nadaísta,  invocaba desde lo profundo del infierno

                  moderno: “Una palabra que me sirva para volverme negro,/ quedarme entero debajo de una

                  palma,/ y olvidarme de todo a la orilla del agua” (citado por Hernández, 23). Esta actitud

                  primitivista recuerda los viajes poéticos de Rimbaud, del dadaísmo y del cubismo, todos



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