Page 78 - Los caminos de Virginia
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memoria producen situaciones desconocidas, incluso personajes y lugares que no se han
conocido. Así mismo sucede con la imaginación del futuro. Así como Freud afirmaba que
los sueños, que contienen imágenes del pasado acumuladas en la memoria, tienen un
significado, las imágenes del futuro usadas en la poesía del porvenir también la tienen, en
este caso, tienen un significado profético. La “poesía del porvenir” (término acuñado por
Marx), afirma Ospina usando una frase de Shakespeare, tiene en sí el alma profética del
inmenso mundo soñando las cosas por venir. Así pues, a través de la poesía del porvenir, el
futuro brota del pasado y se incorpora nuevamente a él. Todo nuevo futuro no es una
negación sino una reinterpretación del pasado.
“Una mañana de miel” es el último poema de ¿Con quién habla Virginia…?. El contexto es
una aldea de Camerún en un futuro lejano. La profecía hecha por “el loco” es la más cercana
al presente o es el presente mismo. El mundo creado en “Una mañana de miel” contiene
imágenes oníricas que sugieren un mundo posterior al crepúsculo, es decir, una nueva
aurora.
En el poema aparecen cuatro personajes, un anciano que al mismo tiempo es el locutor,
Aalén, Nguga y Dagui. Son dos narraciones paralelas: por un lado, hay una búsqueda de un
árbol que habla donde se halla un panal de miel; la misión es alcanzarlo y repartir la miel. El
encargado de hacerlo es Nguga. Dagui y Aalén mientras tanto pescan en el río. Dagui
aparece embarazada, tiene nueve meses. Nguga sube al árbol y a pesar de la amenaza de las
abejas, logra alcanzar el panal y repartirlo entre todos los habitantes de la aldea (son litros
de miel). Los animales aprovechan y también toman de la miel. Mientras Aalén y Dagui
pescan en el río, se dan cuenta de que a sus espaldas hay un gato de la selva que las está
mirando. Un niño corre a la aldea llorando, y lo tratan con medicina. El poema finaliza con
un movimiento inesperado en el vientre de Dagui y la frase “el parto será esta noche”.
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