Page 53 - Educación en Bolivia (Warisata) y México (Chuminópolis) Arturo Vilchis
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I. Acracia y pedagogía  55




            practicando la libertad, a la solidaridad practicando la solidaridad,
            etc., lo que supone que su moral se sitúa en contra de la tradición
            política occidental, que basa su actuación en el maquiavelismo po-
            lítico desde el profundo desarrollo del capitalismo que se afirma en
            su principio amoral: los fines justifican los medios.
               La moral  desconoce al  Estado, al  poder,  es decir, para  los
                                                    22
            ácratas comunistas la naturaleza del Estado no es solamente de
            orden económico y político, sino también de orden moral. Gustav
            Landauer señaló:

               El Estado es una relación, un modo de comportamiento de los hom-
               bres, los unos hacia los otros. Les da a las costumbres, a las relaciones
               individuales y colectivas, sus propios modos de ser, que son la auto-
               ridad, la violencia, la mentira sistemática. Su tendencia fundamental
               (que aparece en forma pura y llana en los regímenes dictatoriales),
               es hacer a los hombres incapaces de relaciones libres, de reflexión
               personal, de iniciativa. El Estado se mantiene por la disgregación in-
               telectual y moral de la sociedad. 23

            El hombre y la mujer como individuos son convencidos de la om-
            nipotencia del Estado, de su necesidad absoluta. El Estado atrae
            hacia él y centraliza todas las funciones esenciales, reglamentan-
            do la vida cultural, moral y social, paralizando la espontaneidad
            social mediante un encadenamiento rígido. El Estado transforma
            a los individuos en irresponsables, incapaces de asumir su desti-
            no colectivo, la pereza y la ignorancia incrementan la deshuma-
            nización. Por medio de la moral estatal, a través de la educación


               22   Para el socialismo libertario el Estado, la autoridad y el poder están arti-
            culados, y corrompen al individuo, en cierto sentido, son inmorales: “El poder
            corrompe, ninguna persona que llegue a él se puede mantener a salvo de la inmo-
            ralidad, desde el mismo momento en que acumula mayor capacidad de decisión
            en sus manos que el resto de los demás, y en que puede anular a un inferior con
            su capacidad de mando”. P. Kropotkin, La moral anarquista…, cit., p. 35.
               23   Gustav Landauer, La revolución, Buenos Aires, Proyección, 1961, p. 38.
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