Page 43 - El fin de la infancia
P. 43
Stormgren guardó silencio durante un rato, asimilando las palabras del supervisor.
Sentía muy poco de esa satisfacción que le hubiesen causado en otro tiempo las
palabras de Karellen. En realidad, hasta estaba un poco confundido por su éxito
parcial, y durante un instante casi dejó de lado su proyecto. La verdad llegaría con el
paso de los años. Todo este complot era inútil y quizá muy poco prudente. Si lo
llevaba a cabo, sería sólo por la egoísta razón de que dentro de medio siglo él,
Stormgren, ya no existiría.
Karellen debió de advertir su irresolución, porque continuó:
—Lamento desilusionarlo, pero al menos no será usted responsable de los
problemas políticos del futuro. Quizá aún piense usted que nuestros temores son
infundados; pero créame, hemos comprobado que sería muy peligroso seguir otro
camino.
Stormgren se inclinó hacia adelante, respirando pesadamente.
—¡Entonces el hombre los vio alguna vez!
—No diría eso —respondió Karellen rápidamente—. No hemos supervisado
solamente este planeta.
Pero Stormgren no se daba por vencido con tanta facilidad.
—Hay muchas leyendas que sugieren que la Tierra ha sido visitada ya por otras
razas.
—Lo sé. He leído el informe del departamento de Investigaciones Históricas.
Parece como si este mundo fuese el cruce de carreteras del universo.
—Quizá ustedes no se enteraron de algunas de esas visitas —dijo Stormgren
insistiendo aún ansiosamente—. Aunque como nos observan desde hace mucho
tiempo, es poco verosímil.
—Supongo que sí —replicó Karellen con una voz muy poco alentadora.
En ese momento Stormgren tomó su decisión.
—Karellen —dijo de pronto—, redactaré la declaración y se la enviaré para que
la apruebe. Pero me reservo el derecho de seguir molestándolo, y si veo alguna
oportunidad, haré lo que pueda para descubrir su secreto.
—Me doy cuenta perfectamente —replicó el supervisor con una leve risita.
—¿Y no le importa?
—En lo más mínimo. Aunque le prohíbo usar armas nucleares, gases venenosos o
cualquier otra cosa que pueda estropear nuestra amistad.
Stormgren se preguntó si Karellen habría sospechado algo. Detrás de esa broma
había creído advertir un tono de comprensión, o quizá —¿quién podría decirlo?—
aun de aliento.
—Me alegra saberlo —replicó Stormgren con toda la tranquilidad de que fue
capaz.
Se incorporó, cerrando al mismo tiempo la cubierta de su portafolios. Deslizó el
www.lectulandia.com - Página 43