Page 97 - El fin de la infancia
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viaje hacia la morada de los superseñores. Seré el primer hombre que haya dejado el
           sistema solar.





               Le daré esta carta al amigo que me está ayudando; la guardaré hasta estar seguro
           de que mi Plan ha tenido éxito —en su primera fase, por lo menos—, y entonces ya
           será  muy  tarde  como  para  que  los  superseñores  intervengan.  Estaré  tan  lejos,  y

           viajando a tal velocidad, que no creo que algún mensaje pueda alcanzarme. Aunque
           así ocurriera, me parece difícil que la nave pueda volver. Y no creo tampoco que yo

           sea tan importante.
               Ante todo, déjame explicarte qué me ha llevado a esto. Tú sabes que siempre me
           ha  interesado  la  astronáutica,  y  que  siempre  he  sentido  cierta  desilusión  por  no

           habérsenos  dejado  visitar  otros  planetas  o  aprender  algo  de  la  civilización  de  los
           superseñores. Si no hubiesen intervenido, hubiésemos llegado a Marte y a Venus por
           este entonces. Admito que es igualmente probable que nos hubiésemos destruido con

           bombas de cobalto y las otras armas globales que estaba desarrollando el siglo veinte.
           Sin embargo, a veces deseo que hubiésemos tenido la oportunidad de arreglárnoslas
           solos.

               Probablemente los superseñores tenían sus razones para no dejarnos salir de la
           cuna,  y  probablemente  esas  razones  son  excelentes.  Pero  aunque  yo  las  conociera
           dudo que eso cambiase mis sentimientos o mis actitudes.

               Todo comenzó realmente en aquella fiesta, en casa de Rupert. (No sabe nada de
           todo esto, aunque fue quien me enseñó el camino.) Recordarás aquella tonta sesión
           que  preparó  Rupert  y  cómo  todo  terminó  cuando  la  muchacha  —he  olvidado  su

           nombre—  cayó  desmayada.  Pregunté  de  qué  estrella  venían  los  superseñores  y  la
           respuesta fue "NGS 549672". Yo no esperaba ninguna respuesta, y hasta entonces me
           había tomado el asunto en broma. Pero cuando comprendí que se trataba del número

           de un catálogo estelar, decidí buscarlo. Encontré que la estrella está en la constelación
           Carina... y sabemos, por lo menos, que los superseñores vienen de esa dirección.
               No pretendo comprender cómo esa información llegó hasta nosotros, o dónde se

           originó.  ¿Leyó  alguien  la  mente  de  Rashaverak?  Aunque  hubiese  ocurrido  así,  es
           difícil creer que Rashaverak conociese el número de referencia de su sol en uno de
           nuestros  catálogos.  Es  un  verdadero  misterio,  y  dejo  su  resolución  a  gentes  como

           Rupert, ¡si pueden resolverlo! Me contento con tener la información, y con actuar de
           acuerdo con ella.
               Sabemos  bastante,  gracias  a  nuestras  observaciones,  acerca  de  la  velocidad  de

           esas grandes naves. Dejan el sistema solar con aceleraciones tan tremendas que se
           acercan  a  la  velocidad  de  la  luz  en  menos  de  una  hora.  Eso  significa  que  los
           superseñores deben de poseer algún sistema de propulsión que actúa por igual sobre

           todos  los  átomos  de  la  nave,  pues  si  no  todo  se  haría  pedazos  a  bordo,


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