Page 64 - e-book
P. 64

AUTOR                                                                                               Libro
               retumbando  por   los   altavoces,   así  que  me  di  cuenta  de  que  había  esperado lo
               suficiente.
                     —Te lo has perdido todo —murmuró Jessica cuando me deslicé en mi asiento
               —. Casi todos son zombis ya.
                     —Pues sí que ha ido rápido —le ofrecí las palomitas. Tomó un puñado.
                     El resto de la película consistió en truculentos ataques de zombis y chillidos
               interminables por parte de los pocos humanos que quedaban vivos, aunque su
               número se reducía con rapidez. No se me había ocurrido que nada de eso me
               alterase, pero me sentí incómoda, sin que al principio supiera la razón.
                     No me di cuenta de dónde estaba el problema hasta casi al final, cuando salió
               un   zombi   demacrado   que   caminaba   arrastrando   los   pies   en   pos   del   último
               superviviente tembloroso. La escena alternaba el rostro horrorizado de la heroína con
               la cara muerta e inexpresiva de su perseguidor, e iba de uno a otro mientras se
               acortaba la distancia entre ellos.
                     Me di cuenta de a cuál de los dos me parecía más.
                     Me levanté.
                     —¿Dónde vas? —susurró Jess—. Quedan por los menos dos minutos.
                     —Necesito una bebida —mascullé mientras me lanzaba hacia la salida.
                     Me senté en el banco que había junto a la puerta del cine y con todas mis
               fuerzas intenté no pensar en lo irónico de la situación, pues era una pura ironía que,
               al final, hubiera terminado convirtiéndome en una zombi. Eso no me lo hubiera
               imaginado jamás.
                     No es que no me hubiera imaginado alguna vez a mí misma convirtiéndome en

               un monstruo mitológico, pero desde luego, nunca en un grotesco cadáver animado.
               Sacudí   la   cabeza   para   desechar   esa   línea   de   pensamiento,   porque   empezaba   a
               inundarme el pánico. No soportaba recordar lo que había llegado a soñar una vez.
                     Era deprimente comprobar que ya no sería nunca más la heroína, que mi
               historia había terminado.
                     Jessica salió por las puertas del cine y dudó. Debía de estar pensando cuál sería
               el sitio más probable para encontrarme. Pareció aliviada al verme, pero sólo durante
               un momento. Luego se mostró más bien irritada.
                     —¿Tanto miedo te ha dado la película? —me preguntó.
                     —Sí —le di la razón—. Me da la sensación de que soy bastante cobarde.
                     —Esto sí que es divertido —torció el gesto—. No me pareció que estuvieras
               asustada. La que ha gritado todo el rato he sido yo, y a ti no te he oído ni un solo
               chillido. Así que no sé por qué te has marchado.
                     Me encogí de hombros.
                     —Me he asustado.
                     Ella se relajó un poco.
                     —Creo que ésta ha sido la película que más miedo me ha dado de cuantas he
               visto. Te apuesto a que esta noche vamos a tener pesadillas.
                     —Eso ni lo dudes —repuse al tiempo que intentaba controlar la voz para que
               sonara normal. Era inevitable que yo tuviera pesadillas, aunque no fueran sobre




                                                                                                     - 64 -
   59   60   61   62   63   64   65   66   67   68   69