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AUTOR Libro
tan ligera y optimista.
—Quizás cuando terminemos las motos, que serán una especie de autorregalo
—añadí.
—Trato hecho. ¿Cuándo me las traerás?
Me mordí el labio, avergonzada.
—Las tengo en mi coche —admití.
—Genial —parecía decirlo sinceramente.
—¿Las verá Billy si las traemos aquí?
Me guiñó el ojo.
—Seremos astutos.
Nos acercamos desde el este y caminamos pegados a los árboles cuando nos
quedamos a la vista de la casa, simulando un paso casual, como de ir de paseo, sólo
por si acaso. Jacob descargó las motos con rapidez desde la plataforma trasera del
coche y las llevó una por una a la maleza, donde nos escondimos.
Le resultó muy fácil, y yo pensé que las motos pesaban mucho más de lo que
parecía, viéndole actuar.
—No están tan mal —dictaminó Jacob mientras las empujaba hasta ponerlas a
cubierto bajo los árboles—. Esta de aquí tal vez llegue a valer algo cuando acabe con
ella. Es una Harley Sprint.
—Ésa entonces para ti.
—¿Estás segura?
—Totalmente.
—Esta otra, sin embargo, va a costar algo de pasta —sentenció mientras torcía el
gesto al examinar el metal oxidado y ennegrecido—. Tendremos que ahorrar para
comprar algunos componentes primero.
—Nosotros, no —disentí—. Compraré todo lo necesario si tú haces esto sin
cobrar.
—No lo sé... —murmuró.
—Tengo algún dinero ahorrado. Ya sabes, mi fondo para la universidad.
A la porra la universidad, dije para mis adentros. No había ahorrado lo bastante
para ir a un lugar realmente bueno, y además, de todos modos, no tenía intención de
marcharme de Forks. ¿Qué diferencia habría si lo descargaba un poco?
Jacob se limitó a asentir. Aquello le parecía perfectamente coherente.
Me regodeé en mi suerte mientras avanzábamos disimuladamente hacia el
garaje prefabricado. Sólo un adolescente hubiera estado de acuerdo en engañar a
nuestros respectivos padres para reparar unos vehículos peligrosos con el dinero
destinado para mi educación universitaria. Él no había encontrado nada malo en
esto. Jacob era un regalo de los dioses.
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