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corresponderle con otra sonrisa, a pesar de su mueca picara. Cuando lo hice, me
guiñó el ojo—. Hola a todos.
—Quil, Embry, os presento a mi amiga, Bella.
Todavía no sabía quién era quién, pero Quil y Embry intercambiaron una
mirada intencionada entre los dos.
—La hija de Charlie, ¿no? —me preguntó el chico musculoso al tiempo que me
tendía la mano.
—Cierto —le confirmé, al estrechársela. Su apretón era firme, parecía que
estaba flexionando sus bíceps.
—Yo soy Quil Ateara —me anunció presuntuosamente, antes de soltarme la
mano.
—Encantada de conocerte, Quil.
—Hola, Bella. Soy Embry, Embry Call, aunque imagino que ya lo suponías —
Embry sonrió con timidez y me saludó con una mano, que introdujo rápidamente en
el bolsillo de los vaqueros.
Yo asentí.
—Encantada de conocerte, también.
—Y bien, ¿qué estáis haciendo, chicos? —preguntó Quil, sin dejar de mirarme.
—Bella y yo vamos a reparar estas motos —la explicación de Jacob era poco
exacta, pero motos parecía ser una palabra mágica. Ambos se acercaron para
examinar el trabajo de Jacob, asaeteándole con multitud de preguntas. La mayor
parte de las palabras que usaron eran incomprensibles para mí, y supuse que había
que tener el cromosoma Y para entender realmente todo aquel entusiasmo.
Estaban todavía inmersos en aquella charla sobre componentes y piezas cuando
decidí que necesitaba regresar a casa antes de que Charlie apareciera por allí. Con un
suspiro, me deslicé fuera del Golf.
Jacob me lanzó una mirada de disculpa.
—Te estamos aburriendo, ¿no?
—Qué va —no era una mentira. Estaba disfrutando—. Lo que pasa es que tengo
que hacerle la cena a Charlie.
—Oh... Bien, terminaré de desmontar las piezas esta noche y averiguaré qué
más necesito para poder reconstruirlas. ¿Cuándo quieres que volvamos a trabajar en
ellas de nuevo?
—¿Puedo volver mañana? —los domingos eran la pesadilla de mi existencia.
Nunca había trabajo suficiente para mantenerme ocupada.
Quil le dio un codazo a Embry e intercambiaron muecas.
Jacob sonrió encantado.
—¡Eso es genial!
—Podemos ir a comprar los componentes si haces una lista —sugerí.
El rostro de Jacob mostró una ligera decepción.
—Todavía no estoy seguro de que te vaya a dejar pagarlo todo.
Sacudí la cabeza.
—Nada de nada. Yo pondré los fondos para esto. Tú sólo tienes que aportar el
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