Page 85 - e-book
P. 85

AUTOR                                                                                               Libro
                     Mientras subía las escaleras, esa sensación anormal de bienestar que había
               experimentado desde el final de la tarde se fue escurriendo de mi cuerpo, al tiempo
               que me iba invadiendo un miedo sordo ante lo que me tocaba pasar a partir de ahora.
                     Ya no me sentía aturdida. Esa noche volvería a ser, sin duda, tan terrorífica
               como la anterior. Me tumbé en la cama y me acurruqué en una bola, preparándome
               para el ataque. Apreté los ojos, bien cerrados y... la siguiente cosa que recuerdo es que
               ya era por la mañana.
                     Miré, sin podérmelo creer, la pálida luz plateada que se derramaba a través de
               mi ventana.
                     Había dormido sin soñar ni gritar por primera vez en más de cuatro meses. No
               podía decir qué emoción era más fuerte, si el alivio o el estupor.
                     Me quedé quieta en la cama unos minutos, esperando a que todo regresara de
               nuevo.   Porque,   sin   duda,   tenía   que   ocurrir   algo.   Si   no   el   dolor,   al   menos   el
               aturdimiento. Esperé, pero no pasó nada, y entonces me sentí más relajada de lo que
               me había sentido en mucho tiempo.
                     No confiaba en que aquello durara mucho. Me balanceaba en un equilibrio
               precario, resbaladizo, y no tardaría mucho en caerme. Sólo el hecho de estar mirando
               mi habitación con esos ojos súbitamente despejados, notando lo extraña que parecía,
               tan ordenada, como si nadie viviera allí, ya era peligroso de por sí.
                     Deseché aquel pensamiento y me concentré, mientras me vestía, en el hecho de
               que ese día vería a Jacob otra vez. La idea me  hizo sentirme casi... esperanzada.
               Quizás todo sería como el día anterior. Quizás no tendría que volver a recordarme a
               mí misma cómo parecer interesada en las cosas o cómo asentir y sonreír en los

               momentos adecuados, del mismo modo que había estado haciendo durante todo este
               tiempo. Quizás... Aunque, de todos modos, no confiaba en que esto durara mucho.
               Tampoco podía confiar en que las cosas se desarrollaran como el día anterior, que
               fuera tan fácil. No me iba a permitir una decepción así.
                     Durante el desayuno, Charlie siguió mostrándose cauteloso e intentó ocultar el
               examen al que me sometía. Mantenía la vista fija en sus huevos revueltos mientras
               creía que no le miraba.
                     —¿Qué tienes previsto para hoy? —me preguntó, observando con insistencia un
               hilo suelto del borde de su manga e intentando simular que no prestaba atención a
               mi respuesta.
                     —Creo que saldré a dar una vuelta con Jacob otra vez.
                     Asintió sin levantar la mirada.
                     —Ah —comentó.
                     —¿Te importa? —fingí preocuparme—. Podría quedarme...
                     Alzó la mirada rápidamente, con una chispa de pánico en los ojos.
                     —No, no. Sigue con tus planes. De todas formas Harry se vendrá a ver conmigo
               el partido.
                     —Quizás Harry podría traerse a Billy —sugerí. Cuantos menos testigos, mejor.
                     —Es una gran idea.
                     No estaba segura de si el partido era la excusa para empujarme a salir, pero




                                                                                                     - 85 -
   80   81   82   83   84   85   86   87   88   89   90