Page 103 - Crepusculo 1
P. 103

— ¿—Cómo llegaste a casa tan pronto?
                     —Conduce como un loco —esperaba que oyera eso—. Fue aterrador.
                     — ¿Fue como una cita? ¿—Le habías dicho que os reunierais allí?
                     No había pensado en eso.
                     —No... Me sorprendió mucho verle en Forks.
                     Contrajo los labios contrariada ante la manifiesta sinceridad de mi voz.
                     —Pero él te ha recogido hoy para traerte a clase... —me sondeó.
                     —Sí, eso también ha sido una sorpresa. Se dio cuenta de que la noche pasada no tenía la
               cazadora —le expliqué.
                     —Así que... ¿vais a salir otra vez?
                     —Se ofreció a llevarme a Seattle el sábado, ya que cree que mi coche no es demasiado
               fiable. ¿Eso cuenta?
                     —Sí —asintió.
                     —Bueno, entonces, sí.
                     —V—a—y—a  —magnificó  la  palabra  hasta  hacerla  de  cuatro  sílabas—.  Edward
               Cullen.
                     —Lo sé —admití. «Vaya» ni siquiera se acercaba.
                     — ¡Aguarda! —alzó las manos con las palmas hacia mí como si estuviera deteniendo el
               tráfico—. ¿Te ha besado?
                     —No —farfullé—. No es de ésos.
                     Pareció decepcionada, y estoy segura de que yo también.
                     — ¿Crees que el sábado...? —alzó las cejas.
                     —Lo dudo, de verdad.
                     Oculté muy mal el descontento de mi voz.
                     — ¿Sobre qué hablasteis? —me susurró, presionándome en busca de más información.
               La clase había comenzado, pero el señor Varner no prestaba demasiada atención y no éramos
               las únicas que seguíamos hablando.
                     —No sé, Jess, de un montón de cosas —le respondí en susurros—. Hablamos un poco
               del trabajo de Literatura.
                     Muy, muy poco, creo que él lo mencionó de pasada.
                     —Por favor, Bella —imploró—. Dame algunos detalles.
                     —Bueno... De acuerdo. Tengo uno. Deberías haber visto a la camarera flirteando con él.
               Fue una pasada, pero él no le prestó ninguna atención.
                     A ver qué puede hacer Edward con eso.
                     —Eso es buena señal —asintió—. ¿Era guapa?
                     —Mucho, y probablemente tendría diecinueve o veinte años.
                     —Mejor aún. Debes de gustarle.
                     —Eso creo, pero resulta difícil de saber —suspirando, añadí en beneficio de Edward—.
               Es siempre tan críptico...
                     —No sé cómo has tenido suficiente valor para estar a solas con él —musitó.
                     — ¿Por qué?
                     Me sorprendí, pero ella no comprendió mi reacción.
                     —Intimida tanto... Yo no sabría qué decirle.
                     Hizo una mueca, probablemente al recordar esta mañana o la pasada noche, cuando él
               empleó la aplastante fuerza de sus ojos sobre ella.
                     —Cometo algunas incoherencias cuando estoy cerca de él —admití.
                     —Oh, bueno. Es increíblemente guapo.
                     Jessica  se  encogió  de  hombros,  como  si  eso  excusara  cualquier  fallo,  lo  cual,  en  su
               opinión, probablemente fuera así.
                     —El es mucho más que eso.




                                                                                                — 103 —
   98   99   100   101   102   103   104   105   106   107   108