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pueda hallar uno igual a él en toda la historia —hizo una pausa—. Para mí, sólo fue muy, muy
               doloroso.
                      Supe que no iba a revelar más de ese tema por la forma en que fruncía los  labios.
               Reprimí mi curiosidad, aunque estaba lejos de estar satisfecha. Había muchas cosas sobre las
               que necesitaba pensar respecto a ese tema en particular, cosas que surgían sobre la marcha.
               Sin duda alguna, su mente rápida ya había previsto todos los aspectos en los que me iba a
               eludir.
                      Su voz suave interrumpió el hilo de mis pensamientos:
                      —Actuó  desde  la  soledad.  Ésa  es,  por  lo  general,  la  razón  que  hay  detrás  de  cada
               elección. Fui el primer miembro de la familia de Carlisle, aunque poco después encontró a
               Esme. Se cayó de un risco. La llevaron directamente a la morgue del hospital, aunque, nadie
               sabe cómo, su corazón seguía latiendo.
                      —Así pues, tienes que estar a punto de morir para convertirte en...
                      Nunca pronunciábamos esa palabra, y no lo iba a hacer ahora.
                      —No, eso es sólo en el caso de Carlisle. El jamás hubiera convertido a alguien que
               hubiera tenido otra alternativa —siempre que hablaba de su padre lo hacía con un profundo
               respeto—. Aunque, según él —continuó—, es más fácil si la sangre es débil.
                      Contempló la carretera, ahora a oscuras, y sentí que estaba a punto de zanjar el tema.
                      — ¿Y Emmett y Rosalie?
                      —La siguiente a quien Carlisle trajo a la familia fue Rosalie. Hasta mucho después no
               comprendí que albergaba la esperanza de que ella fuera para mí lo mismo que Esme para él.
               Se mostró muy cuidadoso en sus pensamientos sobre mí —puso los ojos en blanco—. Pero
               ella nunca fue más que una hermana y sólo dos años después encontró a Emmett. Rosalie iba
               de caza, en aquel tiempo íbamos a los Apalaches, y se topó con un oso que estaba a punto de
               acabar con él.  Lo llevó hasta Carlisle durante ciento cincuenta kilómetros al temer que no
               fuera capaz de hacerlo por sí sola. Sólo ahora comienzo a intuir qué difícil fue ese viaje para
               ella.
                      Me  dirigió  una  mirada  elocuente  y  alzó  nuestras  manos,  todavía  entrelazadas,  para
               acariciarme la mejilla con la base de la mano.
                      —Pero lo consiguió —le animé mientras desviaba la vista de la irresistible belleza de
               sus ojos.
                      —Sí —murmuró—. Rosalie vio algo en sus facciones que le dio la suficiente entereza,
               y  llevan  juntos  desde  entonces.  A  veces,  viven  separados  de  nosotros,  como  una  pareja
               casada:  cuanto  más  joven  fingimos  ser,  más  tiempo  podemos  permanecer  en  un  lugar
               determinado. Forks parecía perfecto, de ahí que nos inscribiéramos en el instituto —se echó a
               reír—. Supongo que dentro de unos años vamos a tener que ir a su boda otra vez.
                      — ¿Y Alice y Jasper?
                      —Son  dos  criaturas  muy  extrañas.  Ambos  desarrollaron  una  conciencia,  como
               nosotros la llamamos, sin ninguna guía o influencia externa. Jasper perteneció a otra familia...
               Una familia bien diferente. Se había deprimido y vagaba por su cuenta. Alice lo encontró. Al
               igual que  yo, está dotada de ciertos dones superiores que están más allá de los propios de
               nuestra especie.
                      —  ¿De  verdad?  —le  interrumpí  fascinada—.  Pero  tú  dijiste  que  eras  el  único  que
               podía oír el pensamiento de la gente.
                      —Eso  es  verdad.  Alice  sabe  otras  cosas,  las  ve...  Ve  cosas  que  podrían  suceder,
               hechos venideros, pero todo es muy subjetivo. El futuro no está grabado en piedra. Las cosas
               cambian.
                      La mandíbula de Edward se tensó y me lanzó una mirada, pero la apartó tan deprisa
               que no quedé muy segura de si no lo habría imaginado.
                      — ¿Qué tipo de cosas ve?




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