Page 156 - Crepusculo 1
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—  ¿De  dónde  procedemos?  ¿Evolución?  ¿Creación?  ¿No  podríamos  haber
               evolucionado igual que el resto de las especies, presas y depredadores? O, si no crees que el
               universo surgió por su cuenta, lo cual me resulta difícil de aceptar, ¿tan difícil es admitir que
               la misma fuerza que creó al delicado chiribico y al tiburón, a la cría de foca y a la ballena
               asesina, hizo a nuestras respectivas especies?
                      —A ver si lo he entendido... Yo soy la cría de foca, ¿verdad?
                      —Exacto.
                      Edward se echó a reír. Algo me tocó el pelo... ¿Sus labios?
                      Quise volverme hacia él para comprobar si de verdad eran sus labios los que rozaban
               mi pelo, pero tenía que portarme bien. No quería hacérselo más difícil de lo que ya era.
                      — ¿Estás preparada para dormir o tienes alguna pregunta más? —inquirió, rompiendo
               el breve silencio.
                      —Sólo uno o dos millones.
                      —Tenemos mañana, y pasado, y pasado mañana... —me recordó. Sonreí eufórica ante
               la perspectiva.
                      — ¿Estás seguro de que no te vas a desvanecer por la mañana? —quise asegurarme—.
               Después de todo, eres un mito.
                      —No te voy a dejar —su voz llevaba la impronta de una promesa.
                      —Entonces, una más por esta noche...
                      Pero  me  puse  colorada  y  me  callé.  La  oscuridad  no  iba  a  servir  de  mucho.  Estaba
               segura de que él había notado el repentino calor debajo de mi piel.
                      — ¿Cuál?
                      —No, olvídalo. He cambiado de idea.
                      —Bella, puedes preguntarme lo quieras.
                      No le respondí y él gimió.
                      —Intento pensar que no leerte la mente será menos frustrante cada vez, pero no deja
               de empeorar y empeorar.
                      —Me alegra que no puedas leerme la mente, ya es bastante malo que espíes lo que
               digo en sueños.
                      —Por favor.
                      Su  voz  era  extremadamente  persuasiva,  casi  imposible  de  resistir.  Negué  con  la
               cabeza.
                      —Si  no  me  lo  dices,  voy  a  asumir  que  es  algo  mucho  peor  que  lo  que  es  —me
               amenazó sombríamente—. Por favor —repitió con voz suplicante.
                      —Bueno... —empecé, contenta de que no pudiera verme el rostro.
                      — ¿Sí?
                      —Dijiste que Rosalie y Emmett van a casarse pronto... ¿Es ese matrimonio igual que
               para los humanos?
                      Ahora, al comprenderlo, se rió con ganas.
                      — ¿Era eso lo que querías preguntar?
                      Me inquieté, incapaz de responder.
                      —Sí,  supongo  que  es  prácticamente  lo  mismo.  Ya  te  dije  que  la  mayoría  de  esos
               deseos humanos están ahí, sólo que ocultos por instintos más poderosos.
                      —Ah —fue todo lo que pude decir.
                      — ¿Había alguna intención detrás de esa curiosidad?
                      —Bueno, me preguntaba... si algún día tú y yo...
                      Se puso serio de inmediato. Sentí la repentina inmovilidad de su cuerpo. Yo también
               me quedé quieta, reaccionando automáticamente.
                      —No creo que eso... sea... posible para nosotros...
                      — ¿Porque sería demasiado arduo para ti si yo estuviera demasiado cerca?




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