Page 180 - Crepusculo 1
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Permanecí de pie en la entrada durante un minuto, escuchando el sonido del coche
mientras daba marcha atrás y se alejaba. Me quedé allí, a la espera de que se me pasaran la
irritación y la angustia. Cuando al fin conseguí relajarme un poco, subí las escaleras para
cambiarme la elegante ropa que me había puesto para salir.
Me probé un par de tops, no muy segura de qué debía esperar de esta noche. Estaba tan
concentrada en lo que ocurriría que lo que acababa de suceder perdió todo interés para mí.
Ahora que me encontraba lejos de la influencia de Jasper y Edward intenté convencerme de
que lo que había pasado no me debía asustar. Deseché rápidamente la idea de ponerme otro
conjunto y elegí una vieja camisa de franela y unos vaqueros, ya que, de todos modos, llevaría
puesto el impermeable toda la noche.
Sonó el teléfono y eché a correr escaleras abajo para responder. Sólo había una voz que
quería oír; cualquier otra me molestaría. Pero imaginé que si él hubiera querido hablar
conmigo, probablemente sólo habría tenido que materializarse en mi habitación.
— ¿Diga? —pregunté sin aliento.
— ¿Bella? Soy yo —dijo Jessica.
—Ah, hola, Jess —luché durante unos momentos para descender de nuevo a la realidad.
Me parecía que habían pasado meses en vez de días desde la última vez que hablé con ella—.
¿Qué tal te fue en el baile?
— ¡Me lo pasé genial! —parloteó Jessica, que, sin necesidad de más invitación, se
embarcó en una descripción pormenorizada de la noche pasada. Murmuré unos cuantos
«humm» y «ah» en los momentos adecuados, pero me costaba concentrarme. Jessica, Mike, el
baile y el instituto se me antojaban extrañamente irrelevantes en esos momentos. Mis ojos
volvían una y otra vez hacia la ventana, intentando juzgar el grado de luz real a través de las
nubes espesas.
— ¿Has oído lo que te he dicho, Bella? —me preguntó Jess, irritada.
—Lo siento, ¿qué?
— ¡Te he dicho que Mike me besó! ¿Te lo puedes creer?
—Eso es estupendo, Jessica.
— ¿Y qué hiciste tú ayer? —me desafió Jessica, todavía molesta por mi falta de
atención. O quizás estaba enfadada porque no le había preguntado por los detalles.
—No mucho, la verdad. Sólo di un garbeo por ahí para disfrutar del sol.
Oí entrar el coche de Charlie en el garaje.
—Oye, ¿y has sabido algo de Edward Cullen?
La puerta principal se cerró de un portazo y escuché a Charlie avanzar dando tropezones
cerca de las escaleras, mientras guardaba el aparejo de pesca.
—Humm —dudé, sin saber qué más contarle.
— ¡Hola, cielo!, ¿estás ahí? —me saludó Charlie al entrar en la cocina. Le devolví el
saludo por señas.
Jess oyó su voz.
—Ah, vaya, ha llegado tu padre. No importa, hablamos mañana. Nos vemos en
Trigonometría.
—Nos vemos, jess —le respondí y luego colgué.
—Hola, papá —dije mientras él se lavaba las manos en el fregadero—. ¿Qué tal te ha
ido la pesca?
—Bien, he metido el pescado en el congelador.
—Voy a sacar un poco antes de que se congele. Billy trajo pescado frito del de Harry
Clearwater esta tarde —hice un esfuerzo por sonar alegre.
—Ah, ¿eso hizo? —los ojos de Charlie se iluminaron—. Es mi favorito.
Se lavó mientras yo preparaba la cena. No tardamos mucho en sentarnos a la mesa y
cenar en silencio. Charlie disfrutaba de su comida, y entretanto yo me preguntaba
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