Page 209 - Crepusculo 1
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Empujé la bandeja a un lado, con el estómago repentinamente revuelto. Alice me miró.
— ¿Qué es lo que va mal, Alice?
—Todo va bien —abrió los ojos con sorpresa, con expresión sincera... y no me creí
nada.
— ¿Qué hacemos aquí?
—Esperar a que nos llamen Carlisle y Edward.
— ¿Y no deberían haber telefoneado ya?
Me pareció que me iba acercando al meollo del asunto. Los ojos de Alice revolotearon
desde los míos hacia el teléfono que estaba encima de su bolso; luego volvió a mirarme.
— ¿Qué significa eso? —me temblaba la voz y luché para controlarla—. ¿Qué quieres
decir con que no han llamado?
—Simplemente que no tienen nada que decir.
Pero su voz sonaba demasiado monótona y el aire se me hizo más difícil de respirar.
De repente, Jasper se situó junto a Alice, más cerca de mí de lo habitual.
—Bella —dijo con una voz sospechosamente tranquilizadora—, no hay de qué
preocuparse. Aquí estás completamente a salvo.
—Ya lo sé.
—Entonces, ¿de qué tienes miedo? —me preguntó confundido. Aunque podía sentir el
tono de mis emociones, no comprendía el motivo.
—Ya oíste a Laurent —mi voz era sólo un susurro, pero estaba segura de que podía
oírme—. Dijo que James era mortífero. ¿Qué pasa si algo va mal y se separan? Si cualquiera
de ellos sufriera algún daño, Carlisle, Emmett, Edward... —Tragué saliva—. Si esa mujer
brutal le hace daño a Esme... —hablaba cada vez más alto, y en mi voz apareció una nota de
histeria—. ¿Cómo podré vivir después sabiendo que fue por mi culpa? Ninguno de vosotros
debería arriesgarse por mí...
—Bella, Bella, para... —me interrumpió Jasper, pronunciando con tal rapidez que me
resultaba difícil entenderle—. Te preocupas por lo que no debes, Bella. Confía en mí en esto:
ninguno de nosotros está en peligro. Ya soportas demasiada presión tal como están las cosas,
no hace falta que le añadas todas esas innecesarias preocupaciones. ¡Escúchame! —Me
ordenó, porque yo había vuelto la mirada a otro lado—. Nuestra familia es fuerte y nuestro
único temor es perderte.
—Pero ¿por qué...?
Alice le interrumpió esta vez, tocándome la mejilla con sus dedos fríos.
—Edward lleva solo casi un siglo y ahora te ha encontrado. No sabes cuánto ha
cambiado, pero nosotros sí lo vemos, después de llevar juntos tanto tiempo. ¿Crees que
podríamos mirarle a la cara los próximos cien años si te pierde?
La culpa remitió lentamente cuando me sumergí en sus ojos oscuros. Pero, incluso
mientras la calma se extendía sobre mí, no podía confiar en mis sentimientos en presencia de
Jasper.
Había sido un día muy largo.
Permanecimos en la habitación. Alice llamó a recepción y les pidió que no enviaran a
las mujeres de la limpieza para arreglar el cuarto. Las ventanas permanecieron cerradas, con
la televisión encendida, aunque nadie la miraba. Me traían la comida a intervalos regulares. El
móvil plateado parecía aumentar de tamaño conforme pasaban las horas.
Mis niñeros soportaban mejor que yo la incertidumbre. Yo me movía nerviosamente,
andaba de un lado para otro y ellos sencillamente cada vez parecían más inmóviles, dos
estatuas cuyos ojos me seguían imperceptiblemente mientras me movía. Intenté mantenerme
ocupada memorizando la habitación: el diseño de la tela del sofá dispuesto en bandas de color
canela, melocotón, crema, dorado mate y canela otra vez. Algunas veces me quedaba mirando
fijamente las láminas abstractas, intentando encontrar figuras reconocibles en las formas, del
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