Page 56 - Crepusculo 1
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—En realidad, los recuerdo de forma confusa. Carlisle y Esme llevan siendo mis padres
               desde hace mucho tiempo.
                     —Y tú los quieres —no era una pregunta. Resultaba obvio por el modo en que hablaba
               de ellos.
                     —Sí —sonrió—. No puedo concebir a dos personas mejores que ellos.
                     —Eres muy afortunado.
                     —Sé que lo soy.
                     — ¿Y tu hermano y tu hermana? Lanzó una mirada al reloj del salpicadero.
                     —A propósito, mi hermano, mi hermana, así como Jasper y Rosalie se van a disgustar
               bastante si tienen que esperarme bajo la lluvia.
                     —Oh, lo siento. Supongo que debes irte.
                     Yo no quería salir del coche.
                     —Y tú probablemente quieres recuperar el coche antes de que el jefe de policía Swan
               vuelva a casa para no tener que contarle el incidente de Biología.
                     Me sonrió.
                     —Estoy segura de que ya se ha enterado. En Forks no existen los secretos —suspiré.
                     Rompió a reír.
                     —Diviértete  en  la  playa...  Que  tengáis  buen  tiempo  para  tomar  el  sol  —me  deseó
               mientras miraba las cortinas de lluvia.
                     — ¿No te voy a ver mañana?
                     —No. Emmett y yo vamos a adelantar el fin de semana.
                     — ¿Qué es lo que vais a hacer?
                     Una  amiga  puede  preguntar  ese  tipo  de  cosas,  ¿no?  Esperaba  que  mi  voz  no  dejara
               traslucir el desencanto.
                     —Nos vamos de excursión al bosque de Goat Rocks, al sur del monte Rainier.
                     —Ah, vaya, diviértete —intenté simular entusiasmo, aunque dudo que lo lograse. Una
               sonrisa curvó las comisuras de sus labios. Se giró para mirarme de frente, empleando todo el
               poder de sus ardientes ojos dorados.
                     — ¿Querrías hacer algo por mí este fin de semana?
                     Asentí desvalida.
                     —No te ofendas, pero pareces ser una de esas personas que atraen los accidentes como
               un imán. Así que..., intenta no caerte al océano, dejar que te atropellen, ni nada por el estilo...
               ¿De acuerdo?
                     Esbozó una sonrisa malévola. Mi desvalimiento desapareció mientras hablaba. Le miré
               fijamente.
                     —Veré qué puedo hacer —contesté bruscamente, mientras salía del volvo bajo la lluvia
               de un salto. Cerré la puerta de un portazo. Edward aún seguía sonriendo cuando se alejó al
               volante de su coche.
















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