Page 63 - Crepusculo 1
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Como si yo supiera qué era eso. Era muy fácil conversar con él. Exhibió una sonrisa
radiante y me contempló en señal de apreciación, de una forma que había aprendido a
reconocer. No fui la única que se dio cuenta.
— ¿Conoces a Bella, Jacob? —preguntó Lauren desde el otro lado del fuego con un
tono que yo imaginé como insolente.
—En cierto modo, hemos sabido el uno del otro desde que nací —contestó entre risas, y
volvió a sonreírme.
— ¡Qué bien!
No parecía que fuera eso lo que pensara, y entrecerró sus pálidos ojos de besugo.
—Bella —me llamó de nuevo mientras estudiaba con atención mi rostro—, le estaba
diciendo a Tyler que es una pena que ninguno de los Cullen haya venido hoy. ¿Nadie se ha
acordado de invitarlos?
Su expresión preocupada no era demasiado convincente.
— ¿Te refieres a la familia del doctor Carlisle Cullen? —preguntó el mayor de los
chicos de la reserva antes de que yo pudiera responder, para gran irritación de Lauren. En
realidad, tenía más de hombre que de niño y su voz era muy grave.
—Sí, ¿los conoces? —preguntó con gesto condescendiente, volviéndose en parte hacia
él.
—Los Cullen no vienen aquí —respondió en un tono que daba el tema por zanjado e
ignorando la pregunta de Lauren.
Tyler le preguntó a Lauren qué le parecía el CD que sostenía en un intento de recuperar
su atención. Ella se distrajo.
Contemplé al desconcertante joven de voz profunda, pero él miraba a lo lejos, hacia el
bosque umbrío que teníamos detrás de nosotros. Había dicho que los Cullen no venían aquí,
pero el tono empleado dejaba entrever algo más, que no se les permitía, que lo tenían
prohibido. Su actitud me causó una extraña impresión que intenté ignorar sin éxito. Jacob
interrumpió el hilo de mis cavilaciones.
— ¿Aún te sigue volviendo loca Forks?
—Bueno, yo diría que eso es un eufemismo —hice una mueca y él sonrió con
comprensión.
Le seguía dando vueltas al breve comentario sobre los Cullen y de repente tuve una
inspiración. Era un plan estúpido, pero no se me ocurría nada mejor. Albergaba la esperanza
de que el joven Jacob aún fuera inexperto con las chicas, por lo que no vería lo penoso de mis
intentos de flirteo.
— ¿Quieres bajar a dar un paseo por la playa conmigo? —le pregunté mientras
intentaba imitar la forma en que Edward me miraba a través de los párpados. No iba a causar
el mismo efecto, estaba segura, pero Jacob se incorporó de un salto con bastante
predisposición.
Las nubes terminaron por cerrar filas en el cielo, oscureciendo las aguas del océano y
haciendo descender la temperatura, mientras nos dirigíamos hacia el norte entre rocas de
múltiples tonalidades, en dirección al espigón de madera. Metí las manos en los bolsillos de
mi chaquetón.
—De modo que tienes... ¿dieciséis años? —le pregunté al tiempo que intentaba no
parecer una idiota cuando parpadeé como había visto hacer a las chicas en la televisión.
—Acabo de cumplir quince —confesó adulado.
— ¿De verdad? —mi rostro se llenó de una falsa expresión de sorpresa—. Hubiera
jurado que eras mayor.
—Soy alto para mi edad —explicó.
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