Page 182 - veinte mil leguas de viaje submarino
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Convengo en ello -dije y en que el vapor parece haber matado el agradecimiento en el
corazón de los marinos. Pero, capitán, puesto que parece que ha estudiado usted a fondo
este mar, ¿podría decirme cuál es el origen de su nombre?
Hay numerosas explicaciones a este respecto, señor Aronna.x. ¿Quiere conocer la opinión
de un cronista del si-glo XIV?
-Dígame.
-Pretende dicho visionario que este mar recibió su nom-bre tras el paso de los israelitas,
cuando el faraón pereció en las aguas que habían vuelto a cerrarse a la orden de Moisés:
Como signo delportento,
roja tornóse la mar,
y le dieron cognomento
de bermeja, roja mar
-Explicación de poeta, capitán Nemo, que no puede satis-facerme. Le pido su opinión
personal.
Mi opinión personal, señor Aronnax, es la de que hay que ver en esta denominación de
mar Rojo una traducción de la palabra hebrea Edrom, y si los antiguos le dieron tal nombre
fue a causa de la coloración particular de sus aguas.
-Hasta ahora, sin embargo, no he visto más que agua lím-pida, sin coloración alguna.
Así es, pero al avanzar hacia el fondo del golfo verá usted el fenómeno. Yo recuerdo
haber visto la bahía de Tor com-pletamente roja, como un lago de sangre.
-Y ese color ¿lo atribuye usted a la presencia de un alga microscópica?
Sí. Es una materia inucilaginosa, de color púrpura, pro-ducída por esas algas filamentosas
llamadas Tricodesmias, tan diminutas que cuarenta mil de ellas apenas ocupan el es-pacio
de un milímetro cuadrado. Tal vez pueda verlas cuan-do lleguemos a Tor.
No es ésta, pues, la primera vez que recorre el mar Rojo a bordo del Nautilus.
No.