Page 254 - veinte mil leguas de viaje submarino
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Arrastrado, excitado por el razonamiento del capitán, dije:

                   Claro, si la superficie del mar está solidificada por los hielos, sus capas inferiores están
                  libres, por esa razón provi-dencial que ha colocado en un grado superior al de la
                  conge-lación el máximo de densidad del agua marina. Si no me equivoco, la relación entre
                  las masas de hielo sumergidas y las emergentes es la de cuatro a uno, ¿no es así?

                   Poco más o menos, señor profesor. Por cada pie por en-cima del mar, los icebergs tienen
                  tres debajo. Y puesto que estas montañas de hielo no sobrepasan los cien metros de al-tura,
                  la parte sumergida debe ser de unos trescientos me-tros. ¿Y qué son trescientos metros para
                  el Nautilus?

                   Nada.

                   El Nautilus podrá incluso ir a buscar a una profundidad aún mayor la temperatura
                  uniforme de las aguas marinas, y allí podremos desafiar impunemente los treinta o cuarenta
                  grados de frío de la superficie.

                   En efecto, así es  dije, animándome cada vez más.

                   La única dificultad  prosiguió el capitán Nemo  será la de permanecer varios días
                  sumergidos sin poder renovar nuestra provisión de aire.

                   ¡Si no es más que eso ... ! El Nautilus tiene vastos depósi-tos. Los llenaremos y nos
                  proveerán de todo el oxígeno que podamos necesitar.

                   Bien dicho, señor Aronnax -respondió, sonriendo, el ca-pitán-. Pero no quiero que pueda
                  acusarme usted de temeri-dad y por eso me anticipo a someterle todas mis objeciones.

                   ¿Le queda alguna más?

                   Una sola. Si el Polo Sur se halla en el mar, es posible que el mar esté enteramente
                  congelado y que no podamos salir a su superficie.

                   Capitán, olvida usted que el Nautilus está armado de un temible espolón. ¿Es que no
                  podremos lanzarlo diagonal-mente contra esos campos de hielo y abrirlos con la fuerza del
                  choque?

                   ¡Vaya, señor profesor! Veo que hoy tiene usted ideas.

                   Además, capitán  añadí, cada vez más ganado por el en-tusiasmo , ¿por qué no habría
                  de hallarse el mar libre en el Polo Sur como en el Polo Norte? Los polos del frío y los polos
                  terrestres no se confunden ni en el hemisferio austral ni en el boreal y, mientras no se
                  pruebe lo contrario, puede suponer-se que ambos puntos se hallen en un continente o en un
                  océano libres de hielos.
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