Page 266 - veinte mil leguas de viaje submarino
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El capitán Nemo, provisto de un anteojo con retículas que por medio de un espejo corregía
                  la refracción, observó al as-tro que iba hundiéndose poco a poco en el horizonte según una
                  diagonal muy prolongada. Yo tenía el cronómetro. Me palpitaba con fuerza el corazón. Si
                  la desaparición del semi-disco solar coincidía con las doce en el cronómetro nos
                  ha-llaríamos en el mismo Polo.

                   ¡Mediodía!  grité.

                   ¡El Polo Sur!  respondió el capitán Nemo con una voz grave.

                  Me dio el anteojo que mostraba al astro del día precisa-mente cortado en dos porciones
                  iguales por el horizonte.

                  Vi cómo los últimos rayos coronaban el pico y cómo las sombras subían poco a poco sobre
                  sus rampas.

                  Apoyando su mano en mi hombro, el capitán Nemo dijo en aquel momento:

                   Señor, en 1600, el holandés Gheritk, arrastrado por las corrientes y las tempestades,
                  alcanzó los 640 de latitud Sur y descubrió las Nuevas Shetland. En 1773, el 17 de enero, el
                  ilustre Cook, siguiendo el meridiano 38, llegó a los 670 30'de latitud, y en 1774, el 30 de
                  enero, por el meridiano 109, alcan-zó los 710 15'de latitud. En 1819, el ruso Bellinghausen
                  se en-contró en el paralelo 69, y, en 1821, en el 66, a 1110 de longi-tud Oeste. En 1820, el
                  inglés Brunsfield se vio detenido a los 650, en tanto que en el mismo año el americano
                  Morrel, cu-yos relatos son dudosos, remontando el meridiano 42 descu-brió el mar libre a
                  los 700 14'de latitud. En 1825, el inglés Po-well no pudo sobrepasar los 620. El mismo año,
                  un simple pescador de focas, el inglés Weddel, se elevó hasta los 720 14' de latitud por el
                  meridiano 35 y hasta 740 15’ por el 36. En 1829, el inglés Forster, capitán del Chanticler,
                  tomó posesión del continente antártico a 630 26' de latitud y 660 26' de lon-gitud. En 1831,
                  el inglés Biscoé descubrió, el primero de fe-brero, la tierra de Enderby a 680 50' de latitud,
                  y en 1832, el 5 de febrero, la tierra de Adelaida a 670 de latitud, y el 21 de febrero, la tierra
                  de Graham a 640 45' de latitud. En 1838, el francés Dumont d'Urville, detenido por la
                  banca de hielo a 620 57' de latitud, descubría la tierra de Luis Felipe; dos años más tarde,
                  en una nueva punta al Sur, a 660 30', nombraba el 21 de enero la tierra Adelia, y ocho días
                  después, a 640 40', la costa Clarie. En 1838, el inglés Wilkes avanzó hasta el parale-lo 69
                  por el meridiano 100. En 1839, el inglés Balleny descu-brió la tierra Sabrina, en el límite
                  del círculo polar. En fin, en 1842, el inglés James Ross, al mando del Erebus y del Terror,
                  halló la tierra Victoria el 12 de enero, a los 760 56'de latitud y 1710 7' de longitud Este; el
                  23 del mismo mes se halló en el paralelo 74, el punto más alto alcanzado hasta entonces; el
                  27, se halló a 760 8'; el 28, a 770 32, y el 2 de febrero, a 780 4'; y en 1842 no pudo pasar de
                  los 710. Pues bien, yo, el capitán Nemo, este 21 de marzo de 1868, he alcanzado el Polo
                  Sur, a los 900, y tomo posesión de esta zona del Globo igual a la sex-ta parte de los
                  continentes reconocidos.

                   ¿En nombre de quién, capitán?
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