Page 79 - Matilda
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rostros levantados hacia ella.
—¿Qué va a pasar? —susurró Lavender.
—No lo sé —contestó Matilda, también susurrando.
Los alumnos aguardaban a ver qué iba a suceder.
—¡Bruce Bogtrotter! —vociferó de repente la Trunchbull—. ¿Dónde está
Bruce Bogtrotter?
De entre los niños sentados se alzó una mano.
—¡Ven aquí! —gritó la Trunchbull—. ¡Y espabílate!
Se levantó un chico de once años, alto y regordete, y se acercó,
contoneándose a buen paso.
—¡Ponte allí! —ordenó la Trunchbull, señalando el sitio con un dedo.
El chico se quedó a un lado. Parecía nervioso. Sabía de sobra que no estaba
allí para recibir un premio. Miraba a la directora con ojos cautelosos y se fue
alejando de ella poco a poco, con ligeros movimientos de los pies, como lo haría
una rata de un perro que estuviera observándola desde el otro extremo de la
habitación. El temor y la aprensión habían vuelto su cara, regordeta y
blandengue, gris. Llevaba las medias caídas sobre los tobillos.
—¡Este cretino —bramó la directora, dirigiendo la fusta hacia él como si