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ya que presenta su menor tamaño cuando está en fase
llena y el mayor cuando está en la nueva; es decir, cuando
se encuentra entre el Sol y la Tierra. Esta prueba refutaba
definitivamente el modelo de Ptolomeo, que ya se volvió
insostenible.
- La existencia de las mareas. Esta prueba la presentó en la
cuarta jornada del Diálogo. Aunque se trataba de un argu-
mento brillante del genial Galileo, en este caso el modelo
estaba equivocado. Según Galileo, la rotación de la Tierra,
combinada con su traslación alrededor del Sol, hace que los
puntos situados en la superficie de nuestro planeta sufran
aceleraciones y desaceleraciones cada 12 horas, lo cual cau-
saría las mareas. Básicamente, el argumento es correcto,
pues esa fuerza existe en realidad; sin embargo, su intensi-
dad es muchísimo menor que la que Galileo calculó, y no es
la causa fundamental de las mareas. Su error procede de su
desconocimiento de datos importantes, como la distancia al
Sol y la velocidad de la Tierra. Sería necesario esperar hasta
Newton para resolver este problema.
LAS EDICIONES POSTERIORES
l
La segunda edición del De revolutionibus apareció en Basilea en
1566. Se imprimió en el taller del impresor Henricus Petrus, y era
una copia exacta de la edición de Núremberg en formato, tipograña
e iniciales. Ninguno de los numerosos errores de ed1ción fueron
corregidos, por lo que esta segunda edición puede considerarse
como una mala reimpresión de la primera. No obstante, se prodttjo
el hecho positivo de añadir como apéndice laNarratio prima y una
carta introductoria debida a Achilles Pirminius Gasser (1505-1577),
en la que este matemático alemán recomendaba la Narratio a su
amigo, el filósofo y físico Georg Vogelin de Constanza.
Casi coincidiendo con su inclusión en el Índice, en 1617 se
realizó en Ámsterdam una tercera edición preparada por Nicolaus
148 UN MODELO QUE PERDURA PESE A TODO