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PROBLEMAS DEL MODELO PTOLEMAICO
El problema al que se enfrentaba la astrononúa en su intento por
representar y predecir los movimientos de los cuerpos celestes po-
dríamos resumirlo como un caso de interpolación esférica, es decir,
determinar qué y cuántas curvas son necesarias para explicar los
movimientos obseivados, suponiendo que un cierto astro -la Tie-
rra para el modelo geocéntrico-- ocupa una posición central.
Desde casi dos mil años antes de que Copérnico se ocupara
del tema, se había obseivado la falta de uniformidad en el movi-
miento de los planetas: aunque normalmente estos avanzan de
este a oeste ( en lo que se conoce como movimiento directo), du-
rante ciertos lapsos de tiempo retroceden, desplazándose de oeste
a este ( en lo que se denomina movimiento retrógrado). Por eso
no se podían utilizar órbitas simples -circunferencias o elipses,
por ejemplo- para explicar las posiciones medidas.
Ya se han mencionado los dos modelos básicos de carácter
geocéntrico que se manejaban: el de Eudoxo y el de Ptolomeo.
Este último era el aceptado en los albores del Renacimiento, pero
se consideraba un mero artificio matemático.
Para aproximarnos a la manera de abordar el problema por
parte de Copérnico, debemos tener en cuenta, desde nuestra óp-
tica, el movimiento retrógrado de los planetas en ciertas épocas
del año. Obviamente, un simple giro circular en tomo a un centro
no puede explicar esa retrogradación si la Tierra ocupa el centro
de nuestro sistema. Pero, para quien considera que es el Sol el que
ocupa el centro y que la Tierra tiene una posición subordinada
entre Venus y Marte, las cosas son diferentes.
En primer lugar, el comportamiento de los planetas no es el
mismo, sino que, a simple vista, se obseivan dos tipos bien dife-
renciados. El que tienen Mercurio y Venus, a los que ya Ptolomeo
llamó planetas inferiores, y el que exhiben los restantes planetas,
a los que denominó superiores. Para comprender estas diferen-
cias, interesa considerar nuestro actual modelo heliocéntrico.
Prestemos atención a la figura de la página siguiente, donde hemos
representado la Tierra, el Sol y un planeta de cada uno de los dos
tipos mencionados. Un planeta «inferior» es, en nuestros térmi-
EL GIRO COPERNICANO 89