Page 69 - Primer libro VIM
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La rehabilitación: un proceso singular, a la medida de cada PCD
La primera rehabilitación que recibe normalmente una persona con discapacidad es la que de manera empírica
le brindan sus padres; en el caso de México, la persona que se hace cargo comúnmente es la madre.
Cuando la discapacidad es por accidente, puede existir la posibilidad de tener acceso a intervenciones quirúrgicas
para aplicar injertos de hueso, corregir malformaciones, entre otros tratamientos. Lo mismo puede ocurrir con
discapacidades cuyo origen puede ser una enfermedad discapacitante de nacimiento; en ocasiones se presentan
una o muchas cirugías, con el propósito de ir corrigiendo situaciones de mayor o menor gravedad.
El período de restablecimiento de una persona con discapacidad, posterior a una o más intervenciones
quirúrgicas representa una oportunidad para conocer las capacidades que aún conserva. Hay quienes se
recuperan en un tiempo prolongado; y, quienes –como fue el caso de Santiago- se recuperan en una tercera
parte del tiempo indicado por los médicos. En ambos casos, la persona con discapacidad puede revelar un
potencial que si es bien guiado y acompañado, puede ser el principio de muchos logros y su puerta de
acceso a una mayor independencia e integración social.
En el caso de Santiago, como quedó mencionado, su madre se dedicó a ejercitarlo de todas las formas
imaginables: arrastrarse como víbora y trepar árboles, eran sólo formas de ejercitarse y fortalecerse.
La cuadriplejia no le dejó ninguna posibilidad de levantarse; sólo movía la parte superior de los
hombros. La rehabilitación de su madre logró que finalmente pudiera sentarse; lo cuál significó un
gran avance.
Con estos logros y ejercicios intensos hechos en casa, era de esperarse que la rehabilitación que le brindaron
después de mes y medio de asistir al Centro de Rehabilitación de su localidad, le resultara demasiado
simple; ya no era posible avanzar más. Además, el costo beneficio de acudir al centro era demasiado
elevado: la rehabilitación duraba una hora como máximo, con cuatro ejercicios de quince minutos cada
uno; pero el recorrido de ida y vuelta, del pueblo al Centro de Rehabilitación en la capital, tomaba tres
horas, más el tiempo de subirlo y bajarlo del vehículo que lo trasladaba.
Eran cinco horas invertidas por sólo una de trabajo; y, sólo tres días por semana. Así que era mejor continuar
con la rehabilitación de su madre, incluso sin que él lo pidiera. Para los padres es como un instinto de
supervivencia: la impotencia de ver poca respuesta, sobre todo en las piernas, y, el sólo rechazo a la idea
de no volver a caminar, puede motivar en ellos sentimientos de coraje y de mucha persistencia.
Los fundadores de Vida Independiente México, conocieron la rehabilitación de muchos países. En una ocasión,
recibimos el obsequio de una silla Quickie, una de las más caras del mercado y reconocida a nivel mundial; en un
centro cuyo principal ofrecimiento era aprender a bañarnos, cambiarnos de ropa y manejar un auto adaptado.
Evidentemente, con los antecedentes que ya teníamos, el ofrecimiento no representaba nada nuevo.
El Centro Nacional de Rehabilitación Rancho los Amigos, con sede en California, EUA, sigue siendo
reconocido como uno de los mejores del orbe. Acuden personas con discapacidad de muchas
partes del mundo. Cobra aproximadamente 1800 dólares por cada día de rehabilitación; sin
embargo, su impacto todavía es reducido frente a la demanda inmensa de servicios; sobre todo
de personas con discapacidad que no cuentan con suficientes recursos.
En Cuba la situación es muy similar. El CIREN (Centro Internacional de Restauración Neurológica) es un
centro de rehabilitación exclusivamente para extranjeros. El costo por día es incluso más elevado que en
EUA. Suiza y España también tienen centros muy avanzados a nivel mundial; pero su impacto sigue siendo
muy limitado. En VIM hemos tenido personas con discapacidad que han salido de esos centros y han
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