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maneja magnitudes -esto es,  segmentos  rectilíneos-  que,  a
       causa de la inconmmy;urabilidad, no tienen longitud. La incon-
       mensurabilidad hace que pueda suceder que uno - o ambos-
       segmentos·no sean medibles ( una cuestión que se tratará con más
       detalle en el capítulo 5). En consecuencia, hay que recurrir a algún
       tipo de estratagema para demostrar que ambas superficies son
       iguales. Euclides recurrió a la noción común l. Si conseguía de-
       mostrar que los paralelogramos o BC y o AJ --que comparten
       una misma base- eran iguales y que el segundo era igual al para-
       lelogramo o IH --con el cual comparte una base-, entonces los
       paralelogramos o BC y o IH también serían iguales.


                   «¿Un punto marca el final de una línea o su principio?
                                                     Quién lo sabe. Nadie.»
                                                   -  Mo J1NG  (Moz1) ( 479-372 A.C.).


           Empecemos con la primera cuestión. Euclides analiza las pie-
       zas - método del tángram chino- y aplica las nociones comunes
       2 y 3. Los triángulos 6.BAI y 6.DCJ constan de una pieza blanca y
       de una pieza común gris claro. Si, de ambos triángulos, quitamos
       la pieza común -«de iguales quitan10s iguales»- resulta, respec-
       tivamente, que los cuadriláteros BAMD y IMCJ son iguales aun
       cuando no tengan idéntica forma. A estos dos cuadriláteros les
       añadimos ahora el triángulo común 6.AMC (gris oscuro). Puesto
       que,  «a iguales hemos añadido iguales», resulta que los paralelo-
       gran1os o BC y o AJ - con base común AC- son iguales.
           ¿ Qué düerencia hay entre el caso que acabamos de demostrar
       y el caso general de los enunciados de las proposiciones 35 y 36
       del Libro I?  La diferencia radica,  como ya hemos apuntado, en
       que,  en este caso, las bases no solo son iguales, sino que son la
       misma: comparten una base ( en el par o BC y o AJ, el segmento
       AC, y en el par o AJ y oIH, el segmento IJ).
           Para la demostración anterior Euclides debió recurrir a  la
       proposición 4 del Libro I ( criterio LAL), que establece la igualdad
       de los 6.BAI y 6.DCJ. Para ello precisó de ciertas propiedades las
       cuales dependen del postulado de las paralelas ( en particular de





                                   LA TÉCNICA DEL T ÁNGRAM EN LOS «ELEMENTOS»   93
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