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medio, imponiendo en los campos
          cierta contribución, logró fijar y   FIG. 7
          arreglar las rentas anuales de la co-
          rona.  Con este orden de cosas, si
          sucedía que el rio destruyese parte
          de alguna de dichas suertes, debía
          su dueño dar cuenta de lo sucedido
          al rey, el cual, informado del caso,
          reconocía de nuevo por medio de
          sus peritos y medía la propiedad,
                                            A
          para que, visto lo que había desme-
          recido, en adelante, contribuyese
          menos al erario a proporción del terreno que le restaba. Nacida de
          tales principios en Egipto la geometria, opino que pasarla después a
          Grecia, conjetura que no es extraña, pues los griegos aprendieron
          de los babilonios el reloj, el gnomon y el repartimiento civil de las
          doce horas del día.

          Euclides definió  el gnomon en el Libro II,  si bien ya en el
      Libro I había establecido la propiedad que lo hace tan útil.  En
      primer lugar, la definición:

          Libro II, definición 2.  En toda superficie de  un paralelo-
          gramo se Uama gnomon uno cualquiera de los paralelogra-
          mos  situados  en  torno  de  la  diagonal junto  con  los  dos
          complementos.

          Y su interesante propiedad:

          Libro I, proposición 43. En toda superficie de un paralelo-
          gramo, los complementos de los paralelogramos situados en
          torno de la diagonal son iguales entre sí.

          Según se muestra en la figura 7, el gnomon -de acuerdo con
      la definición 2 del Libro 11- es la figura gris, formada por cuatro
      trozos: los dos paralelogramos oIH, oGC y los dos triángulos
      6.IGD, 6.JDG, evidentemente iguales. Basta observar que los trián-





                                  LA TÉCNICA DEL T ÁNGRAM EN LOS «ELEMENTOS»   95
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