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con atar un hilo a un alfiler, y en el otro extremo un lápiz. Si utili-
zamos dos alfileres unidos por un hilo, empujamos el lápiz hacia
arriba y empezamos a hacer trazos manteniendo el hilo tenso en
todo momento, dibujaremos una elipse (véase la figura). Los luga-
res donde se encuentran los alfileres reciben el nombre de focos
de la elipse.
Si acercamos los dos alfileres, la curva dibujada se pare-
cerá cada vez más a una circunferencia, una figura que aparece
cuando ambos alfileres se encuentran en el mismo lugar. Si los
separamos, la forma ovalada se va haciendo cada vez más pro-
nunciada. Maxwell siguió explorando la manera de dibujar cur-
vas con dos focos con alfileres, cordel y lápiz. Este divertimento
matemático derivó en su primer artículo científico, que completó
cuando aún no había cumplido los quince años. Al verlo, su padre
decidió enviarlo a su amigo James D. Forbes, profesor de Filoso-
fía Natural en la Universidad de Edimburgo. El artículo le llamó
suficientemente la atención como para comentárselo a su colega
matemático Philip Kelland y ambos buscaron en la biblioteca
de la universidad si alguien había hecho algo similar antes. Y lo
encontraron: René Descartes. La sorpresa que se llevaron fue
Una manera de
dibujar una elipse mayúscula: el filósofo, físico y matemático francés había estu-
es usando un diado las curvas bifocales, pero el método de dibujo del joven
cordel unido a dos
alfileres y un lápiz. James era más sencillo, y sus resultados, más generales. James
había deducido que podía generar
toda una familia de óvalos con la
siguiente ecuación: m • p + n · q = s,
donde m y n son dos números en-
teros cualesquiera, p y q las dis-
tancias del lápiz a los alfileres (la
distancia focal) y s la longitud del
cordel. En el caso de m = n = l, lo
que se obtiene es la ecuación de
una elipse. Maxwell no podía sa-
berlo, pero en años posteriores su
descubrimiento tuvo una gran in-
fluencia en el campo de la óptica y
-J en el diseño de lentes.
24 UN MATEMÁTICO PRECOZ