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Boltzmann «el hombre cuya ciencia nos superó en perspicacia y
claridad».
Hay que recalcar que Boltzmann, a pesar de todas sus agrias
discusiones con los energetistas, siguió manteniendo buenas rela-
ciones con muchos de ellos. Era amigo personal de Ostwald, que
lo invitó a ocupar una cátedra en Leipzig, y tenía una relación cor-
dial con Mach. De hecho, este le envió una copia de su último libro
en 1905, a lo que Boltzmann contestó con una carta de agradeci-
miento. Por lo que respecta a los estudiantes de la Universidad de
Viena, fuentes de la época aseguran que no se encontraban dividi-
dos entre sus dos maestros, sino que los veneraban a ambos por
igual, considerándose a la vez «machianos» y «boltzmannianos».
EL DEBATE CON ZERMELO
A pesar de que el problema de la energética siguió ocupando
buena parte de su tiempo, en 1896 a Boltzmann le surgió una ob-
jeción mucho más seria desde el punto de vista científico, tanto
que incluso hoy en día sigue sin estar claro quién ganó el debate,
aunque en la práctica diaria de la ciencia no hay duda de que fue
Boltzmann. Su nuevo rival era Emst Zermelo (1871-1953), cono-
cido posteriormente por su papel en el desarrollo de la teoría de
conjuntos y que, en aquel momento, trabajaba corno asistente
de Planck.
La objeción que planteó Zermelo y que hoy en día se conoce
como la «paradoja de la recurrencia» se basaba, en realidad, en
un teorema enunciado por Henri Poincaré (1854-1912) seis años
antes. No obstante, el crédito por el descubrimiento de la idea
debe darse a Friedrich Nietzsche (1844-1900), quien en la década
anterior llegó a la misma conclusión por otros medios. El filósofo
alemán creía en lo que dio en llan1ar el «eterno retomo», una idea
según la cual el universo vuelve a pasar por el mismo estado una
y otra vez, de forma que toda la historia de la existencia se vuelve
a repetir exactamente un núnlero infinito de veces.
BOL TZMANN. POLEMISTA 109