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Así pues, la segunda ley puede verse como una afirmación
que, más que sobre los gases en sí, trata de la información macros-
cópica que tenemos de ellos. Boltzmann lo resumía del siguiente
modo:
Dado que hay infinitamente más distribuciones de estados unifor-
mes que no-uniformes, estos últimos son extraordinariamente im-
probables y pueden ser considerados imposibles en la práctica; de
la misma forma que puede ser considerado imposible que, si uno
empieza con oxígeno y nitrógeno mezclados en un contenedor, des-
pués de un mes uno encuentre oxígeno químicamente puro en la
mitad inferior y nitrógeno en la mitad superior, aunque según la
teoría de la probabilidad esto es meramente improbable pero no
imposible. [ ... ] Si tal vez esta reducción de la segunda ley al reino
de la probabilidad hace parecer dudosa su aplicación al universo
entero, téngase en cuenta que las leyes de la teoría de la probabili-
dad son confirmadas por todos los experimentos llevados a cabo en
el laboratorio.
Al final del artículo Boltzmann acababa reconociendo el mé-
rito de la objeción de Loschmidt, aunque de una forma que po-
siblemente no gustó a su amigo: «Sea como sea, el teorema de
Loschmidt me parece de la máxima importancia, ya que muestra
lo íntimamente conectadas que están la segunda ley y la teoría de
la probabilidad, mientras que la primera ley es independiente
de esta».
La respuesta a Loschmidt contenía un último comentario que
dio lugar a numerosos debates a lo largo del siglo xx, debates
que continúan hoy en día. En un inciso a medio artículo, Boltz-
mann comentaba:
Mencionaré aquí una consecuencia peculiar del teorema de Losch-
midt: el hecho de que al proyectar el estado del mundo al pasado
infinitamente distante, estaríamos en lo correcto al asumir que es
muy probable que nos encontrásemos un estado en el que todas las
diferencias de temperatura hubieran desaparecido, tal y como pasa-
ría si proyectásemos el estado del universo al futuro distante.
80 PROBABILIDAD, DESORDEN Y ENTROPÍA