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LA ESPIRAL DE JAKOB BERNOULLI

               Jakob Bernoulli había quedado seducido, como solo puede quedarle un autén-
               tico geómetra, por las propiedades y el  aspecto de la  espiral  logarítmica, esa
               curva retorcida cuya ecuación simplificada obedece, en coordenadas polares,
               a la  expresión r=a",  con el  radio r igual a una potencia de exponente igual al
               ángulo a  y que se  denomina spira mirabilis («espiral maravillosa»). Hasta tal
               punto llegó su obsesión que solicitó formalmente que una tal espiral, adecua-
               damente esculpida, adornara su  tumba junto a las  palabras Eadem mutata
               resurgo («Muto y vuelvo a resurgir como antes»). Y dicho y hecho, solo que
               no contaba con el  cantero responsable de esculpir la lápida fúnebre. En  lugar
               de una espiral logarítmica, sobre la  tumba figura una espiral de Arquímedes,
               pues para el cantero en cuestión, al  parecer, todas las espirales eran iguales.
               Conociendo el fuerte carácter del hermano menor de Jakob, a quien este había
               transmitido su  afición por la  espiral, es  de desear que Johann no coincidiera
               en la otra vida con el artesano.























               En la lápida de Jakob Bernoulli no se
               esculpió una espiral logarítmica, sino una
               espiral de Arquímedes (véase la parte
               inferior de la imagen), en  la que las
               volutas son equidistantes.
               La  espiral  logarítmica no posee principio
               ni  fin,  y se encuentra en  la  naturaleza en
               forma aproximada, como en  la espiral de
               los  huracanes o la de algunas galaxias.









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