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EL LEGADO DE EULER A  LA NOTACIÓN MATEMÁTICA


                    La labor fundamental de Euler en el ámbito de la notación mate-
                    mática arrancó ya en Basilea, antes de emprender su viaje a Rusia,
                    y al estar repartida a lo largo y ancho de su vida,  es adecuado
                    ofrecer un resumen de la misma antes de emprender nuestro pro-
                    pio viaje por la vasta obra del matemático suizo.
                        En un sentido general, el objetivo de la notación es el de crear
                    un lenguaje sintético que permita sustituir ventajosamente largas
                    secuencias de palabras por símbolos y variables simbólicas. En
                    términos no matemáticos, una buena notación establece unas re-
                    glas comunes de «buenas prácticas», pues permite entendemos
                    los unos a los otros. La notación actual no es perfecta, pero sí ha
                    evolucionado de muy antiguo. Permite tratar casi todo con una
                    admirable economía de medios.
                        Por ejemplo, si se intenta leer un texto clásico de matemáti-
                    cas, anterior a Frarn;ois Viete (1540-1603), inventor de la termino-
                    logía moderna en álgebra, resulta evidente la complejidad de la
                    tarea. Al no emplear símbolos los conceptos deben expresarse en
                    lenguaje llano y las repeticiones son constantes y pesadas. Una
                    muestra:

                        El teorema de Pitágoras podría enunciarse hoy de la siguiente
                    manera:

                                                                  2   2   2
                        En el triángulo de lados a,  by c,  A = 90º = a = b +c .
                        Mientras que la versión equivalente de Euclides, dividida en
                    dos partes (libro I, proposiciones 47 y 48), dice:

                        En los  triángulos rectángulos el cuadrado del lado opuesto
                        al ángulo recto  es  igual a la suma de  los  cuadrados de  los
                        lados que comprenden el ángulo recto.
                        Si en un triángulo el cuadrado en uno de sus lados iguala a
                        la suma de los restantes dos lados del triángulo, entonces el
                        ángulo contenido por los restantes dos lados del triángulo es
                        recto.






         26         BASILEA, CUNA DE UN GRAN MATEMÁTICO
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