Page 112 - 24 Rutherford
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llegaría a ser accesible. En diarios como el The New York Times
                     se pudo leer:

                         Ahora sabemos, por el calor que se libera en la desintegración, que
                         la cantidad de energía guardada en el núcleo es [ ... ] millones de
                         veces mayor que la generada por cualquier reacción química, como
                         la combustión de carbón.

                         El descubrimiento de Rutherford pondría a nuestra disposi-
                     ción «una fuente de energía casi inagotable que transcenderá por
                     completo cualquier cosa conocida hasta ahora».
                         En esa época, Rutherford estaba colaborando con la marina
                     del Reino Unido. Alternaba sus investigaciones con largas y  te-
                     diosas reuniones. En una ocasión, sin embargo, envió el siguiente
                     telegrama para excusar su ausencia: «Si, como tengo razones para
                     creer, he desintegrado el núcleo de un átomo, esto tiene mucha
                     más significación para mí que la guerra». Rutherford había des-
                     gajado un fragmento del núcleo del átomo mientras el mundo se
                     había enzarzado literalmente en una guerra.





                     LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

                     Mientras que el Imperio austrohúngaro conquistaba Serbia, Ale-
                     mania se desplegaba sobre Francia,  en un rápido y  demoledor
                     ataque que situó al ejército a las puertas de París. Empezó en-
                     tonces la guerra de trincheras, una trampa mortal para millones
                     de jóvenes, donde avanzar unos pocos metros tenía un coste en
                     vidas hwnanas y materiales inimaginables. El número de cadáve-
                     res y víctimas en ese frente - muchos de ellos abandonados en la
                     campiña francesa- fue de cientos de miles, aunque, en realidad,
                     estos solo representan una pequeña parte de los nueve millones
                     de víctimas con las que se saldó la guerra.
                         Esta capacidad para matar y destruir alcanzada por los ejérci-
                     tos se debía principalmente al uso de nueva tecnología militar en
                     la que se aplicaban los últimos descubrimientos científicos. Fritz





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