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EL TAMAÑO DE LOS ÁTOMOS
El movimiento browniano es un efecto
atómico pero fácil de observar -solo se
requ iere un microscopio y unas partí-
culas de polen-, pero durante décadas
permaneció sin explicación. Todo empe-
zó cuando en 1827 el botánico escocés
Robert Brown observó que el polen, al
quedar suspendido en agua, se movía
de forma aleatoria y sin causa aparente.
Tendría que permanecer en reposo, pero
a Brown le causó una gran curiosidad
tratar de entender ese movimiento. Solo
alguien como Albert Einstein se atrevió
a aventurar una explicación en uno de
sus artículos publicados en 1905, su año
milagroso. Einstein llegó a la conclusión El físico francés Jean-Baptiste Perrin
de que dicho movimiento estaba causa- en una foto tomada en 1926.
Thomson había observado por primera vez un elemento
estructural de los átomos. Sin embargo, este descubrimiento
obligaba a plantearse nuevas preguntas. Dado que el átomo acos-
tumbra a presentarse con una carga neutra, ¿qué es lo que con-
trarresta la carga negativa de los electrones? Y dada la minúscula
masa de los electrones, ¿dónde se encuentra la masa de los áto-
mos? Thomson expresó en 1899 sus dudas sobre la carga:
Aunque los electrones se comportan individualmente como iones
negativos, cuando se incorporan a un átomo neutro su efecto negati-
vo es contrarrestado por algo que hace que el espacio en el cual estas
partículas están distribuidas se comporte como si tuviese una carga
positiva igual a la sun1a de las cargas negativas de estas partículas.
Con los elementos de que disporúa, Thomson se atrevió a pro-
poner el modelo atómico al que ya hemos hecho referencia, y que
se conoció como el «modelo del pastel de pasas». También quiso
34 EL DESCUBRIMIENTO DEL NÚCLEO ATÓMICO