Page 35 - 24 Rutherford
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do por los impactos de los átomos del aire y del agua sobre los granos de
polen. Los átomos en un gas se encuentran en constante movimiento, pero
su tamaño impide que podamos observarlos. Las partículas de polen son
suficientemente ligeras como para verse afectadas por este movimiento y, al
mismo tiempo, lo bastante grandes para poder verlas. Se trataba, por tanto,
de una confirmación de la teoría atómica.
La aportación de Perrin
Las elucubraciones de Einstein requerían de un respaldo empírico. Lo pro-
porcionó el trabajo de Jean-Baptiste Perrin (1870-1942), por el que fue ga-
lardonado con el premio Nobel de Física en 1926. Perrin se aprovechó de la
introducción del ultramicroscopio, y gracias a sus estudios pudo determinar
el tamaño de la molécula de agua y también de los átomos que la componían.
Tal como publicó en 1913, un átomo tenía el tamaño de 10- m. Perrin también
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estuvo involucrado en las investigaciones sobre la estructura atómica y pro-
puso modificar el modelo de Thomson para señalar que los electrones tenían
que encontrarse en la parte más externa del átomo (o, según la imagen del
pastel de pasas, las pasas había que buscarlas por la superficie del pastel). Se
trataba, en cualquier caso, de una intuición relativamente correcta.
justificar la masa de los átomos a partir exclusivamente de los
electrones. Pero como cada uno de los electrones tiene una masa
muy pequeña, eso obligaba a plantear que en cada átomo hubiera
un elevado número de electrones. Esta hipótesis finalmente tuvo
que rechazarse cuando se comprobó que el número de electrones
que tenía cada átomo solía coincidir con el número atómico del
elemento en la tabla periódica. El modelo de Thomson dejaba de-
masiados cabos sueltos.
UN SISTEMA PLANETARIO INCONGRUENTE
En este punto es cuando irrumpe el experimento de Rutherford
descrito al inicio del presente capítulo. El físico y químico neo-
zelandés logró dar en el blanco del núcleo atómico, y a partir de
ese momento modificó para siempre nuestra comprensión del
átomo.
EL DESCUBRIMIENTO DEL NÚCLEO ATÓMICO 35