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no había separación entre condenados y personas pendientes de
       juicio, militares y civiles, asesinos y ladrones.
         .  Tras  hacer una descripción  descarnada de  la horrible  si-
       tuación,  Lavoisier diseñó un plan completo para garantizar el
       suministro de agua limpia, un sistema de alcantarillado y de ven-
       tilación, así como patios para que los presos pudieran ejercitarse
       y  tomar el sol,  y  celdas con un camastro para cada uno de los
       prisioneros. Recordó lo obvio: que los reclusos no eran animales,
       sino ciudadanos franceses que tras cumplir su condena debían
       reintegrarse a la sociedad. Aunque el informe y el plan de mejora
       fueron muy bien recibidos, la caída de N ecker en 1781 impidió que
       las reformas propuestas por Lavoisier se pusieran en práctica de
       forma inmediata; sin embargo, cuando se dispuso de fondos diez
       años después, se siguieron las propuestas de Lavoisier.
           En 1787 se requirió  un informe similar respecto al estado
       de los hospitales de París, especialmente el Hótel-Dieu,  el más
       grande y también el más famoso por su lamentable estado. Como
       en el caso de las prisiones, Lavoisier dedicó casi un año a hacer el
       diagnóstico de la situación e identificar las carencias más graves:
       falta de camas ( en algunos hospitales había el triple de enfermos
       que de camas), falta clamorosa de higiene y mezcla de todo tipo
       de enfermos: los que tenían heridas con los infecciosos, estos con
       los dementes, los niños con los ancianos ... Este caos hacía que
       un hospital fuera antes un moridera que un lugar donde curarse.
           Tras informarse de la situación en el resto de los países eu-
       ropeos y ver los avances que se habían hecho en otras naciones,
       especialmente en Inglaterra,  Lavoisier hizo  el correspondiente
       plan de mejora buscando el beneficio de los más necesitados con
       el menor coste para las arcas del Estado.  Para ello propuso la
       construcción de cuatro hospitales a las afueras de París en los
       cuatro puntos cardinales, con un diseño especial que facilitara
       la limpieza y la ventilación. Consideró que el antiguo Hótel-Dieu
       no tenía solución, por lo que era mejor derribarlo.  De  nuevo el
       informe fue muy bien recibido, pero las arcas estaban aún más va-
       cías que cuando Lavoisier hizo su estudio de las prisiones. Tiempo
       después terminó por realizarse su plan de mejora, aunque él ya no
       vivía para verlo.






                                                         EL ESTADISTA      123
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