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LA ACADEMIA DE CIENCIAS DE FRANCIA
La Academia de Ciencias fue
fundada por Jean-Baptiste Col-
bert, ministro de Luis XIV, en
1666 a imagen de las socieda-
des científicas -especialmente
la Royal Society de Londres-
que se habían constituido en
otros países europeos. Su ob-
jetivo era favorecer el progre-
so y el avance de la ciencia y
actuar como órgano consultivo
del Gobierno. Pero como toda
institución creada durante el
reinado del Rey Sol su fin úl-
timo era la exaltación de la
monarquía. Lo peculiar de los
conocimientos que cultivaba la
mantuvo relativamente al mar-
gen de los cabildeos de la cor-
te, y en poco tiempo se convir-
tió en una de las instituciones
científicas más prestigiosas de
Europa. En 1699 Luis XIV le dio
su primer reglamento, según el
cual los académicos eran nom- Luis XIV visitando la Academia de Ciencias en 1671,
según un grabado de Sébastien Leclerc.
brados por el rey a propuesta
de la Academia, y también le
cedió su primera sede oficial, en el Louvre. La Academia constaba de 12 miem-
bros honorarios elegidos entre los nobles, 18 pensionados, 12 asociados y
12 adjuntos, de mayor a menor rango, repartidos proporcionalmente entre los
campos de geometría, astronomía, mecánica, anatomía, química y botánica.
Esa era la Academia a la que accedió Lavoisier en 1766 con solo veinticinco
años, integrándose en el rango inferior, el de los adjuntos. Aparte de asistir
a las sesiones semanales de los miércoles y los sábados de tres a cinco, su
excelente disposición para el trabajo y su amplio rango de conocimientos
hicieron que desde el principio formara parte de numerosos comités, en los
que elaboró multitud de informes. De este modo, una gran parte de su vida
científica tuvo como foro la Academia, y él fue una parte vital de la misma
hasta que el 8 de agosto de 1793 la Convención suprimió todas las academias.
La Constitución de 1795 creó el Instituto de Francia, con sede en el antiguo
Collége Mazarin, que reagrupó a todas las academias.
UN CIENTÍFICO ENTRE ABOGADOS 27