Page 33 - 29 Lavoisier
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A Lavoisier le llegó una interpretación particular de la teo-
ría del flogisto a través de su profesor de química Rouelle, entre
otras muchas teorías que exigían más fe ciega que capacidad de
comprensión. La química de la época se asemejaba más a una
religión que a una ciencia, en un marcado contraste con la lógica
cartesiana de las matemáticas que Antoine aprendió de Lacaille
y la sistemática de la metalurgia que le enseñó Guettard. Aunque
química y metalurgia estaban muy emparentadas, la metalurgia
-en contraste con la química- se regía por el manual publicado
por Georgius Agrícola en el siglo XVI, modelo de claridad y con-
cisión. Este manual recogía los conocimientos de los que depen-
dían industrias tan importantes como la minería y el procesado
de metales, por lo que forzosamente tenía que estar libre de las
retorcidas y farragosas explicaciones que aparecían en los textos
alquímicos.
Fascinado por la naturaleza de la materia y sus propiedades,
a Lavoisier le resultaba imposible aceptar las afirmaciones que
Rouelle presentaba como si fueran dogmas, sin poder compro-
barlas y racionalizarlas. Pero con una actitud que mantendría toda
la vida, las inconsistencias de la química, en lugar de hacerle de-
sistir de entenderla, fueron un acicate para que la estudiara con
más ahínco. Con una osadía propia de personas con poco miedo y
pocos años, Lavoisier se propuso poner orden donde no lo había.
Y a fe que lo hizo.
LA FERME Y LA ACADEMIA
Otro suceso de gran relevancia en la vida de Lavoisier que tuvo
lugar en 1766, el año en el que el rey le concedió la medalla, fue
la muerte de su abuela materna, por lo cual el futuro científico
heredó una gran fortuna. Tras recibir esta herencia, Antoine tomó
una decisión que habría de cambiar el rumbo de su vida y también
determinar la fecha de su muerte.
Como era evidente para todos que no deseaba reanudar su
trabajo como procurador, su familia, especialmente su padre,
UN CIENTÍFICO ENTRE ABOGADOS 33