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AIRES, CAOS Y FANTASMAS        r

            Hoy sabemos que el  hecho de que un
            elemento o compuesto exista en  es-
            tado sólido, líquido o gaseoso depen-
            de de su  presión y  temperatura,  por
            lo que resulta casi  imposible imaginar
            la  época  en  que no se  identificaban
            los gases como sustancias materiales.
            Pero es lógico que así fuera, pues al ser
            entes sin forma ni  volumen definidos,
            invisibles e inodoros en muchos casos
            y,  por tanto, difíciles de capturar, su
            estudio no era fácil. Por ello el hito más
            importante de la revolución química
            anterior a  Lavoisier fue el  esclareci-
            miento de la existencia de distintos ti-
            pos de «aires» y el diseño de dispositi-
            vos capaces de atraparlos. El flamenco
           Jan Baptista van Helmont es reconoci-
            do como el  padre de la  «ciencia neu-
            mática», ya que en el siglo xv11  estudió
            todos los aires a su  alcance, aunque
            no pudo determinar su  composición.
            Identificó el aire existente en las aguas
            termales, que era también el  formado
           al quemar carbón, y  el  que había en
            las bodegas donde fermentaba el vino   Para la identificación de los «aires» era
                                           imprescindible que no escaparan a la
           (CO );  por otro lado, estaban el que
               2                           atmósfera; para recogerlos, Hales diseñó el
           escapaba cuando se quemaba azufre   montaje que se  ve en la figura, que pertenece
           (SO )  y los inflamables que emanaban   a su obra Vegetab/e Staticks (1727). Una vez
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           de los  intestinos y se  desprendían de   perfeccionado, fue determinante en  la
                                           identificación de los distintos gases.
            la  materia en la  putrefacción (H ,  CH ,
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            H S). Fue también Van Helmont quien
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            inventó el  vocablo «gas».  La  mayor parte de los historiadores de la  ciencia
           afirman que se trata de una palabra de raíz griega que significa «caos», aunque
           Lavoisier lo relacionaba con otro vocablo, que significa «fantasma». En cual-
           quier caso,  el  nombre tardó casi dos siglos en ser aceptado. Durante mucho
           tiempo se consideró que el «aire común», es decir, la atmósfera que nos rodea,
           era solo el medio en el que tenían lugar las reacciones químicas, pero que no
           tenía ningún papel en las mismas. A comienzos del siglo xv111  los experimentos
           del inglés Stephen Hales y los del escocés Joseph Black pusieron de manifiesto
           que en reacciones como la combustión podía ser también un reactivo.






                                            EL OXÍGENO VENCE AL FLOGISTO   49
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