Page 156 - 30 Cantor
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podemos decir, o no, sobre los objetos en general. En otras pala-
                    bras, el sistema de axiomas no solo habla de las propiedades de
                    los objetos geométricos, sino que nos guía en las conclusiones que
                   podemos extraer de esas propiedades.
                       La teoría de conjuntos de Cantor, que es la misma en la que se
                    basaba Dedekind, no terúa una estructura lógica tan depurada; la
                    teoría no terúa axiomas; es decir, a diferencia de Euclides, Cantor
                    nunca dio una lista de las propiedades básicas en las que funda-
                    mentaba sus demostraciones. Él se limitaba a definir los objetos
                    (por ejemplo,  los ordinales), muchas veces usando un lenguaje
                    bastante coloquial, y directamente de esas definiciones  extraía
                    las conclusiones que le dictaba una lógica más o menos intuitiva.
                    Para Frege, esta situación era inaceptable; según él, la teoría de
                    conjuntos debía tener una estructura euclídea, es decir, debía co-
                   menzar con una lista clara y precisa de definiciones y de axiomas
                    (incluyendo estos a las nociones comunes), a partir de los cuales
                   se pudieran deducir rigurosamente todas las verdades de la teoría.
                       Pero Frege iba aún más allá, él deploraba que en las matemá-
                   ticas en general - no solo en la teoría de conjuntos- se usara un
                   lenguaje coloquial o que se apelara al sentido común en los razo-
                   namientos, prácticas que él denominaba «psicologismo».  Frege
                   entendía que las matemáticas debían tener un lenguaje específico,
                   expresado mediante símbolos creados con ese fin y que las reglas
                   de deducción lógica (las reglas que nos dicen las conclusiones
                   que podemos extraer de determinadas premisas) debían estar asi-
                   mismo expresadas con toda precisión usando ese mismo lenguaje.
                       Como dijimos, esta preocupación de Frege por el «psicolo-
                   gismo» se refería a las matemáticas en general, no solo a la teoría
                   de  conjuntos en particular;  de hecho, sus primeras propuestas
                   para un lenguaje matemático riguroso son anteriores al inicio de
                   la teoría de conjuntos. Sin embargo, cuando, a la vez que Dede-
                   kind, en la segunda mitad de la década de 1880, Frege concibió la
                   idea de fundamentar todas las matemáticas en la teoría de con-
                   juntos, se concentró en aplicar el lenguaje que había creado a esa
                   teoría en particular.
                       Frege dedicó muchos años a  desarrollar los símbolos y las
                   reglas de su lenguaje riguroso, que expuso por primera vez en su






        156        LAS PARADOJAS DEL INFINITO
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