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Dedekind el puesto que había quedado vacante. Sin embargo, para
                     sorpresa y decepción de Cantor, Dedekind declinó el ofrecimiento
                     y el puesto fue ocupado finalmente por Albert W angerin, un geó-
                     metra de segundo orden totalmente ajeno a las ideas de Cantor.
                         No se conocen los motivos exactos por los que Dedekind re-
                     chazó la oferta de la Universidad de Halle, pero la verdad es que
                     desde hacía casi veinte años vivía en su ciudad natal de Braun-
                     schweig, donde era director del colegio en el que él mismo había
                     estudiado y donde realizaba sus investigaciones matemáticas a
                     su propio ritmo, sin presiones, por lo que quizá el motivo fuera
                     simplemente que no queria cambiar ese estilo de vida.

          «Me imagino un conjunto como un abismo.»
          -  GEORG  CANTOR AL  MATEMÁTICO  ALEMÁN  FELIX BERNSTEIN  EN  1899.

                         Sin embargo, Cantor se resintió mucho por el rechazo y las
                     relaciones entre ambos se enfriaron rápidamente, hasta que a fi-
                     nales de 1882 la correspondencia que habían mantenido desde
                     hacía diez años, así como cualquier otro contacto entre ellos, se
                     interrumpió por completo.
                         Casi al mismo tiempo en que daba por terminada su corres-
                     pondencia con Dedekind,  Cantor comenzó a  escribirse  con el
                     sueco Gasta Mittag-Leffler, un matemático de primer nivel que,
                     como Dedekind, apoyaba también las investigaciones acerca del
                     infinito. En ese mismo año de 1882, Mittag-Leffler había fundado
                     la revista Acta Mathematica, en la que Cantor encontró un espa-
                     cio favorable para publicar sus trabajos, un espacio que estaba
                     fuera de la esfera de influencia de Kronecker. Entre 1883 y 1885 se
                     publicaron en Acta Mathematica tres artículos en los que Cantor
                     estudiaba cuestiones vinculadas con su resolución del problema
                     del continuo.
                         Pero la relación con Mittag-Leffler no duró mucho. En 1884, el
                     matemático sueco convenció a Cantor de que retirara un artículo
                     que  había enviado para su publicación; la intención de Mittag-
                     Leffler era completamente favorable  a  Cantor, ya que entendía
                     que el trabajo, titulado «Principios de una teoria de los tipos de
                     orden», era demasiado especulativo y carecía de resultados claros





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