Page 33 - 21 Faraday
P. 33

Durante los siguientes meses, después de asistir a las tres
        conferencias restantes de  Davy,  se le ocurrió una idea.  Copió
        sus apuntes de las conferencias y los encuadernó en un libro de
        tapas exquisitas, que entregó a modo de obsequio a Davy.  Fara-
        day pretendía así causar la misma sensación que,  tiempo atrás,
        había empujado a Dance Junr a proporcionarle las invitaciones
        para las conferencias de Davy.  Agotando su última posibilidad,
        Faraday envió a Davy una solicitud de empleo junto al libro primo-
        rosamente encuadernado de sus conferencias, a la espera de que
        le fascinara, tal y como lo había hecho con Junr. Faraday había
        pasado las notas a limpio, las había ilustrado a color y se había
        esmerado en su encuadernación, obteniendo un volumen de nada
        menos que 386 páginas.
            A pesar de  que  Davy  retrasó sus conferencias futuras,  en
        parte porque había sido nombrado caballero por la reina y,  tam-
        bién, porque había contraído matrimonio con una viuda rica, lo
        que a la postre significó un viaje de novios por Escocia hasta fina-
        les de año, Faraday esperó pacientemente la respuesta de Davy
        a su obsequio.  Se trataba de la última oportunidad que le que-
        daba para abandonar su trabajo y luchar por su sueño.  Pero la
        contestación se retrasaba irremediablemente, obligando incluso
        a Faraday a empezar su nuevo e ingrato empleo como oficial de
        encuadernador -y, por consiguiente, mejor remunerado- bajo
        las órdenes de su nuevo patrón, Henri de la Roche, que no estaba
        dispuesto a que las aspiraciones científicas de Faraday entorpe-
        cieran su trabajo.
            El 24 de diciembre, finalmente, un lacayo elegantemente ata-
        viado compareció en el 18 de W eymouth Street, llamó a la puerta
        y entregó a Faraday una nota del mismísimo rector de la Royal
        Institution, Humphry Davy:


            Estoy lejos de ver con desagrado la muestra de confianza que me da
            usted y que demuestra gran celo, poder de retentiva y atención. Me
            veo obligado a ausentarme de la ciudad y no volveré hasta finales de
            enero. Le veré entonces cuando usted lo desee. Me sería sumamen-
            te grato serle de utilidad; solo deseo que esté dentro de mis posibi-
            lidades.





                                                 BUSCANDO LA CHISPA DIVINA   33
   28   29   30   31   32   33   34   35   36   37   38