Page 113 - 07 Schrödinger
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mero la posición y luego el momento arroja un resultado diferente
que si primero se mide el momento y después la posición. Esta
desconcertante constatación allana el camino hacia el principio
de incertidumbre, como veremos más adelante. En las escalas
donde h resulta insignificante, como en los fenómenos que apre-
ciamos con los sentidos, se puede asumir que la constante tiende
a cero, como sucedía en el truco de Boltzmann que aplicó Planck
para deducir el espectro de la radiación encerrada en el horno.
De este modo, si hacemos que h-+ O, entonces: P • Q- Q-P = O,
y recuperamos: P • Q = Q • P.
El producto se vuelve conmutativo y regresamos a terreno
familiar. En el mismo proceso, los huecos entre los valores discre-
tos de la posición encogen hasta desaparecer y se recupera la con-
tinuidad de las trayectorias clásicas.
La ecuación [ 1] juega el mismo papel de piedra angular en la
mecánica matricial que la de Schrodinger en la ondulatoria. De
hecho, la «dificultad significativa» de que no conmuten las matri-
ces constituye la señal inequívoca de que nos hemos internado en
el régimen cuántico.
W olfgang Pauli, en un tour de force que se extendió a lo largo
de treinta páginas, logró calcular los niveles de energía E,. de los
estados estacionarios del átomo de hidrógeno, la famosa fórmula
de Bohr, aplicando el formalismo de Heisenberg y Born, antes de
que lo hiciera Schrodinger con su ecuación de ondas. A pesar
de sus éxitos, las novedades no fueron bien recibidas en los altos
estamentos de la física. En marzo de 1926, Einstein manifestaba
una cautela educada: «Los conceptos de Born y Heisenberg nos
dejan sin aliento y han causado una profunda impresión en cual-
quiera con una inclinación teórica. En lugar de una resignación
apática, los que somos perezosos experimentamos ahora una
tensión peculiar». En privado, daba rienda suelta al sarcasmo:
«Heisenberg ha puesto un gran huevo cuántico. En Gotinga creen
en él. Yo no».
Schrodinger compartía la misma opinión. En parte, su mecá-
nica ondulatoria había surgido como una reacción visceral ante
los inquietantes derroteros que estaba adoptando la mecánica
cuántica en Gotinga:
LA BÚSQUEDA DEL SENTIDO 113