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La propuesta de Clausius encontró eco en científicos jóvenes.
Entre ellos, cabe destacar el trabajo del joven británico James
Clerk Maxwell (1831-1879), quien introdujo una modificación im-
portante en la propuesta inicial del físico alemán. Maxwell consi-
deró que no solo la velocidad media de los átomos ocasionaba la
temperatura y la presión del gas, sino también su distribución de
velocidades, es decir, el número de átomos que en un momento
determinado tienen una velocidad superior o inferior a la media.
Los artículos de Clausius y Maxwell fueron el detonante de una
larga discusión intelectual acerca de la validez de la teoría ci-
nética de los gases y marcaron el inicio de la carrera científica
de otro de los grandes nombres de la física: el austríaco Ludwig
Boltzmann (1844-1906).
Para darle sentido físico a la fórmula de Maxwell, Boltzmann
se centró en la variación de la presión de un gas con la altura.
Si el gas estaba compuesto de átomos con distintas velocidades,
estas debían variar con la altura por efecto de la gravedad. Boltz-
mann calculó tal efecto siguiendo la distribución de velocidades
de Maxwell y comprobó que coincidía con la variación de presión
observada en el gas. Boltzmann consiguió así relacionar un efecto
atómico (la variación de la gravedad sobre cada uno de los átomos
y, con ello, su distribución de velocidades) con un efecto macros-
cópico (la variación de presión). Además, Boltzmann dio un paso
más en la teoría cinética incluyendo no solo las velocidades linea-
les de los átomos, sino también sus vibraciones como elemento
a tener en cuenta a la hora de explicar las magnitudes macroscó-
picas de los gases. Boltzmann realizó este trabajo cuando tenía
veinticuatro años, y le valió la admiración internacional, empe-
zando por el reconocimiento del propio Maxwell. Desde entonc;es,
la fórmula de distribución de velocidades en un gas se conoce con
el nombre de Maxwell-Boltzmann.
El problema que Boltzmann identificó y desarrolló está rela-
cionado con la fórmula de distribución de velocidades de los áto-
mos de un gas. La pregunta central era cómo es posible que los
movimientos individuales -totalmente aleatorios y caóticos- de
cada uno de los átomos de un gas mantengan una distribución
de velocidades que siempre cumple la fórmula de Maxwell-Boltz-
36 BOHR JUEGA CON LOS ELECTRONES