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píos de la de 1950. Quien puso orden fue Freeman Dyson, un joven
         físico  de origen inglés que justo después de conocer a Richard
         Feynman escribió a sus padres:  «es mitad genio, mitad bufón».
         Una descripción de la que tiempo después se arrepentiría.


                     «Como los chips de silicio, los diagramas de Feynman
                                      llevaron la computación a las masas.»
                               -  APRECIACIÓN  DE  8CHWINGER  ACERCA DE  LOS  DIBUJOS  QUE  EAl:PLEABA
                                                        FEYNMAN  EN  SUS  INVESTIGACIONES.

             El primer encargo de Bethe fue  que calculara cuál sería el
         valor del efecto Lamb en un electrón sin espín ( esto es,  el caso
         no-relativista), del cual Bethe acababa de hacer unos cálculos pre-
         liminares en el tren de regreso de la isla Shelter. Esto le acercó a
         Feynman y,  al igual que sucede en las películas románticas,  al
         principio ninguno de lo dos se tomó en serio el trabajo del otro.
         Pero un día W eisskopf, que se encontraba de visita en Comen,
         explicó  los  titánicos  progresos  de  Schwinger en Harvard y  a
         Dyson se le encendió una luz de aviso: había algo que conectaba
         lo que ambos monstruos de la física estaban haciendo. Empezó a
         vislumbrar que había alguna base metodológica bajo los ramala-
         zos de inspiración de Feynman.  Escribió a sus padres:  «Voy a
         aprender mucho de Bethe pero pienso que si me quedo aquí más
         tiempo descubriré que es con Feynman con quien más voy a tra-
         bajar». Sin embargo, esto no iba a ocurrir: en el otoño de 1948 y
         con las bendiciones de Bethe, Dyson marcharía al Instituto de
         Estudios Avanzados de Princeton, donde permaneció hasta su ju-
         bilación en 1994.
             Llegaba el verano de 1948 y Feynman debía cumplir un ritual:
         desaparecer de la universidad dejando detrás una pila de exáme-
         nes por corregir, artículos por repasar y cartas de recomendación
         por escribir. Ese año tenía que resolver cierto asunto que arras-
         traba desde sus últimos meses en Los Álamos: dar por terminada
         una intensa relación a  distancia con una secretaria con la que
         había comenzado a salir tras la muerte de Arline, algo que había
         provocado que otra mujer de Ithaca la emprendiera a golpes con






                                           LA ELECTRODINÁMICA CUÁNTICA: QED   105
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