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cula en un lugar determinado. Ahora bien, hay un detalle crucial y
                      muy sutil que explica por qué  esas partículas parecen compor-
                      tarse como ondas: ese conjunto de probabilidades no queda defi-
                      nido por la función de ondas en sí, sino por su cuadrado.


           «La mecánica cuántica describe la naturaleza como
           algo absurdo al sentido común.»

           -  RICHARD  FEYNMAN.

                          Para comprobar las consecuencias tan extrañas a las que esto
                      nos conduce, supongamos que querernos determinar la probabili-
                      dad de encontrar dos partículas, A y B, en una caja. La teoría cuán-
                      tica nos asegura que la función de onda del sistema es la suma de
                      las funciones de onda de cada una de las partículas. Supongamos
                      que el valor que toma la función de onda de A dentro de la caja es
                      ½ y la de B, -½. Si solo estuviera A, la probabilidad de encontrarla
                      en la caja sería el valor de la función de onda al cuadrado, o sea
                      (½) = ¼. En el caso de que solo existiera B, sería (- ½) = ¼. Ahora
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                                                                       2
                      viene lo sorprendente. Como tenernos dos partículas, la probabi-
                      lidad de encontrar alguna de ellas es la suma de los valores de la
                      función de onda de cada partícula al cuadrado, [(½) + (-½)]2.  ¡El
                      resultado es cero! ¿Se aprecia lo ridículo de la situación? Si solo
                      tuviésemos una de ellas, habría un cuarto de posibilidades de en-
                      contrarla en la caja.  Pero si lo que tenernos son las dos, jamás
                      estarán dentro. Pensándolo detenidamente, lo que aquí tenemos
                      es el fenómeno de interferencia de las ondas que ya se ha tratado
                      en el experimento de la doble rendija. Corno las partículas pueden
                      presentar propiedades ondulatorias, pueden interferirse entre sí.
                          Apliquemos esto mismo a los caminos que puede tomar una
                      partícula. Pero primero veamos cómo calcularnos esas probabili-
                      dades en el mundo clásico de los coches y las motos. Imaginemos
                      que queremos viajar de A hasta C pasando por B (figura 1 ). La pro-
                      babilidad de tornar ese camino concreto será la de ir de A hasta
                      B multiplicada por la de ir de B hasta C:  P(ABC) = P(AB) x P(BC).
                      Por el contrario, la probabilidad de ir de A hasta C por cualquier
                      camino (figura 2) es la suma de todas las probabilidades P(ABC)






           62         DE  PRINCETON A  LA BOMBA ATÓMICA
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