Page 65 - 05 Feynman
P. 65
la pizarra y empezó a hacer cálculos; Dirac tenía razón, no eran
iguales. «A lo mejor añadiendo una constante multiplicativa ... »,
pensó.
Empezó a calcular a una velocidad que Jehle no podía seguir;
sustituía términos, saltaba de una ecuación a otra ... hasta que al
final en la pizarra apareció algo tremendamente familiar: la ecua-
ción de Schrodinger. ¡Sí había una unión con el formalismo lagran-
giano! Jehle se puso a copiar como un poseso las ecuaciones de la
pizarra en un cuaderno. El «análogo» de Dirac significaba simple-
mente «proporcional». Feynman había descubierto algo impor-
tante. Solo una pregunta quedaba en su mente: ¿ Cómo es posible
que el gran Dirac no se hubiera dado cuenta? Cuando en 1946 se
encontró con él en la celebración del bicentenario de Princeton,
intercambiaron las siguientes palabras:
- ¿Sabía que eran proporcionales? -preguntó Feynman.
- ¿Lo eran? -<lijo Dirac.
-Sí.
- ¡Oh! Qué interesante.
Para lo exageradamente callado que era Dirac, fue una con-
versación muy larga.
Aplicando el lagrangiano, Feynman había reproducido los
resultados que se obtenían resolviendo la ecuación de Schrodin-
ger. A partir de ahí todo era cuesta abajo. Para calcular la am-
plitud de probabilidad de una serie de trayectorias solo había
que hacer lo siguiente: asignar un «peso» ( que puede ser positivo
o negativo) a cada camino que es proporcional a la acción total
de ese camino, que a su vez es múltiplo de la ubicua constante
de Planck; luego, sumar todos estos pesos asociados a las ampli-
tudes de probabilidad de cada camino y elevar al cuadrado esta
cantidad: de este modo obtendremos la probabilidad de mover-
nos de A hasta C en un tiempo determinado. Feynman tenía
entre sus manos un aparato matemático maravilloso para explo-
rar situaciones que, por su complejidad, la mecánica cuántica no
podía hacer; entre otras, su propia teoría de los potenciales re-
tardados.
Mientras escribía su tesis doctoral la enfem1edad de Arline
iba a peor. Había infectado el sistema linfático y a los médicos les
DE PRINCETON A LA BOMBA ATÓMICA 65