Page 119 - 19 Marie Curie
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ciones al descubrimiento y aislamiento de los dos elementos por
       los cuales le habían concedido el premio. Hizo una mención muy
       especial a los trabajos de Rutherford, y reconoció la brillantez de
       la teoría de la desintegración atómica que aquel formuló junto
       con Soddy.
           De forma premonitoria dijo que  con la radiactividad había
       surgido una nueva química que no estaba basada en el uso de la
       balanza, sino en el del electrómetro. Hasta entonces, la propiedad
       característica que identificaba un elemento químico había sido su
       peso atómico, de ahí los largos años de trabajo que dedicó Marie
       a determinar el peso atómico del radio. El modelo del átomo nu-
       clear que acababa de proponer Rutherford, y el descubrimiento
       subsiguiente de los «isótopos», demostraría lo incorrecto de esa
       definición. Los químicos seguirían usando balanzas, pero el peso
       atómico, que pasó a denominarse masa atómica, ya solo sería una
       propiedad más de los elementos químicos, no la que los identifi-
       caba de forma inequívoca.
           Cuando volvió a Francia, Marie se hundió. A pesar de sufrir
       una profunda depresión intentó seguir trabajando, pero tuvo una
       grave infección de riñón y otras complicaciones que la mantuvieron
       alejada del laboratorio durante un año. Parte de este tiempo estuvo
       ingresada en hospitales; otra parte estuvo desaparecida, escondida
       en Inglaterra con su nombre de soltera, en casa de su amiga Hertha
       Ayrton, viuda reciente de un profesor de Física, y física ella misma.
       Los Curie habían conocido a los Ayrton durante el viaje a Inglaterra
       que realizaron en 1903, poco antes de la lectura de la tesis de Marie,
       y desde entonces habían cultivado una amistad que en esta época
       extraordinariamente dificil resultó preciosa para Marie.
           La relación con Langevin continuó hasta la muerte de Marie,
       pero no como ella había imaginado.  Mantuvieron tanto la cola-
       boración científica como la amistad,  pero la pasión que había
       devuelto la sonrisa a Marie murió en el duelo entre Téry y Paul.
       Al  parecer, Langevin se reconcilió con su esposa algún tiempo
       después, lo que finalmente no le impidió desarrollar una carrera
       científica brillantísima, la cual, curiosamente, nunca fue premiada
       con el Nobel. En Inglaterra, Marie encontraría finalmente la paz y
       renacería una vez más de sus cenizas.






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