Page 122 - 19 Marie Curie
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Un año después de llegar a Manchester, Rutherford recibió
                     el premio Nobel, junto con Soddy, por el descubrimiento de los
                     procesos de desintegración radiactiva. Esta concesión, más que
                     alegrarlo, consiguió enervarlo, pues se lo concedieron en la cate-
                     goría de Química, y él solía decir que la ciencia o era física o era
                     coleccionismo de sellos. Muchos años después le gustaba seguir
                     burlándose de la preferencia de muchos químicos por la expe-
                     rimentación frente al pensamiento abstracto, al parecer terreno
                     exclusivo de los físicos. Así, en una charla informal que impartió
                     hacia 1930 en el Alembic Club de los estudiantes de Química de la
                     Universidad de Oxford, dijo:  «Si ustedes los químicos trabajaran
                     menos y pensaran más, ¡qué avances tan portentosos podríamos
                     ver en su ciencia en los próximos años!».
                         El  premio  No bel  no  representó  para Rutherford  ninguna
                     meta, si acaso fue todo lo contrario, el pistoletazo de salida para
                     que su creatividad realizara la carrera más deslumbrante. Una vez
                     instalado en Manchester, con la ayuda del más brillante grupo de
                     discípulos que un profesor haya tenido jamás, transformaron para
                     siempre nuestra percepción de la materia.
                         A comienzos del siglo XIX John Dalton -que también había
                     trabajado en Manchester, donde fue profesor de Matemáticas y
                     de la entonces llamada «Filosofía de la Naturaleza»- retomó el
                     concepto de átomo propuesto por Demócrito en el siglo v antes
                     de nuestra era, y lo definió como la parte más pequeña de mate-
                     ria que conservaba sus propiedades. En su modelo, los átomos
                     eran esferas sólidas, rígidas e indivisibles. Los descubrimientos
                     de finales del siglo XIX de la naturaleza eléctrica de la materia pu-
                     sieron de manifiesto la existencia de partículas subatómicas por-
                     tadoras de carga. Tras identificar la relación carga/masa de los
                     electrones, J.J. Thomson propuso su modelo de pastel de pasas,
                     en el cual casi toda la masa y toda la carga positiva del átomo
                     estaban distribuidas de forma uniforme, mientras que las cargas
                     negativas estaban embebidas en dicha masa, como las pasas en
                     el pastel. Este era el modelo en vigor cuando Rutherford puso
                     de manifiesto la naturaleza de las desintegraciones radiactivas.
                     Las partículas a  usadas diestramente como proyectiles por sus
                     discípulos Geiger y Marsden habrían de demostrar lo erróneo del






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