Page 32 - 19 Marie Curie
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habían recibido como regalo de boda. A finales del siglo XIX la bi- .
                     cicleta fue la protagonista involuntaria de una revolución sin pre-
                     cedentes  en  el  comportamiento  femenino.  En  aquella  época
                     aparecieron los primeros diseños que· tenían las dos ruedas del
                     mismo tamaño, lo que las convertía en un sistema de transporte
                     eficaz y las hacía asequibles a las mujeres. El vestuario de estas,
                     que incluía corsés, faldas con mucha tela y aparatosos sombreros,
                     tuvo que simplificarse para adaptarse al uso del nuevo vehículo.
                     Las  faldas  se  acortaron y recogieron,  complementándose  con
                     bombachos, medias hasta la rodilla y botines. Los sombreros se
                     aligeraron y se fijaron a la cabeza, y los corsés se redujeron al mí-
                     nimo para facilitar los movimientos. Todos estos cambios no fue-
                     ron una simple cuestión de moda, sino que supusieron toda una
                     revolución en el comportamiento de las mujeres.
                         Mari e se convirtió en una ciclista apasionada y adecuó su ves-
                     tuario a las necesidades de la bicicleta, como puede verse en la
                     famosa foto en la que aparece con Pierre frente a la casa de los
                     padres de este en Sceaux. La pareja se hizo esta fotografía junto a
                     sus flan1antes bicicletas poco después de su boda, y en ella Marie
                     luce un pequeño sombrerito de paja y un traje bastante corto, por
                     debajo del cual se ven los botines. La joven no limitó el uso de la
                     bicicleta a ese viaje, pues como era un medio de transporte muy
                     barato, se convirtió en el vehículo familiar. Además, como Marie
                     era una ferviente partidaria del ejercicio al aire libre, la bicicleta era
                     la protagonista de muchas jornadas de asueto.
                         A la vuelta del viaje de novios, la pareja se instaló en un pe-
                     queño apartamento en la calle Glaciere -cerca de la Escuela de
                     Física y Química Industriales-, que decoraron con los muebles
                     descartados por sus familias. Pierre retomó su trabajo como pro-
                     fesor y también sus investigaciones sobre la simetría de los cris-
                     tales y el magnetismo. Como su sueldo no daba para mantener
                     una familia, incluso una con tan pocas necesidades como la for-
                     mada por ellos dos, Marie comenzó a preparar oposiciones para
                     obtener el puesto de profesora, obteniendo el número uno en los
                     exámenes que realizó el verano de 1896. Ello la habilitaba para
                     impartir clases en las Écoles Normales para señoritas, tarea que
                     desempeñó en Sevres a partir de 1900. Además, Marie retomó





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