Page 33 - 19 Marie Curie
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sus estudios sobre la imantación de los aceros templados, pero
       no los llevó a cabo en el laboratorio de Lippmann en la Sorbona,
       sino que lo  hizo  en la Escuela de Física y Química Industria-
       les, donde trabajaba Pierre. Paul Schutzenberger, director de la
       Escuela de Física y Química Industriales y tenaz protector de
       Pierre,  autorizó  en un alarde  de  modernidad su trabajo en el
       mismo lugar en el que Pierre había realizado los experimentos
       de su tesis. Marie completó sus investigaciones en 1897, cuando
       la primera hija del matrimonio ya estaba en camino, y publicó
       los resultados en 1898.


             «Durante las vacaciones íbamos en bicicleta aún más lejos.
                   Recorrimos gran parte de la Auvemia y las Cevennes,
                    así como varias regiones costeras. Estas excursiones
                     de todo un día, tras las cuales llegábamos a un lugar
                                  diferente cada noche, eran una delicia.»

                                               -  MARIE  CURIE, NOTAS A UTOBIOGRÁFICAS.


          El nacimiento de Irene el 12 de septiembre de 1897 no hizo
       desistir a  Marie  de  sus propósitos de  desarrollar una carrera
      científica. Pierre ni siquiera se planteó tal posibilidad y Marie en-
      contró un apoyo inestimable en otro hombre de la familia Curie.
      En el momento del parto, fue providencial la presencia de su
      suegro Eugene Curie,  que,  aunque jubilado, ejerció como mé-
      dico en el alumbramiento. Tras la muerte de su esposa a las dos
      semanas del nacimiento de Irene, Eugene desmontó su propia
      casa y se instaló en la de Marie y Pierre, dedicándose al cuidado
      de su nieta en cuerpo y alma. Así,  aunque Marie tomaba nota
      meticulosamente de todos los progresos físicos y mentales de
      su hija y cosía todos sus vestidos, era el abuelo Eugene el que
      supervisaba el trabajo de las nodrizas polacas que la criaban y el
      que jugaba con ella.
          Eugene debía de  ser un hombre excepcional pues no solo
      no criticó el inhabitual comportamiento de su nuera, sino que la
      apoyó en todas las decisiones que tomó. Cuando Marie volvió al





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