Page 34 - 19 Marie Curie
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laboratorio tres meses después del nacimiento de Irene, sabía que
                     dejaba la niña en buenas manos. Marie iba a necesitar toda su
                     energía para abordar su nuevo trabajo de investigación, pues con
                     él pretendía obtener el grado de doctor en ciencias, que habría
                     de ser el primero otorgado a una mujer en los más de seiscientos
                     años de historia de la Sorbona.





                     UNOS RAYOS EN  LA OSCURIDAD

                     Lo primero que se planteó el matrimonio fue qué iba a investigar
                     Marie para obtener el grado de doctor. Pierre era un científico de
                     prestigio cuando conoció a Marie, hecho del cual ella era plena-
                     mente consciente, a pesar de la falta de reconocimiento por parte
                     de las instituciones en las que se enmarcaba la ciencia oficial en
                     Francia: la universidad, especialmente la Sorbona, y la Academia
                     Francesa. Pierre había sido pionero en campos de investigación
                     diversos y, como atestiguaban sus alumnos, era un excelente men-
                     tor. Marie, por tanto, podría haber realizado un trabajo extraordi-
                     nario en cualquiera de los campos en los que Pierre era maestro.
                     Sin embargo, ella estaba fascinada por los intrigantes «rayos urá-
                     nicos»  descubiertos por Henri Becquerel un par de años antes.
                     De este modo, decidió que su tesis doctoral se centraría en esta
                     materia; la estudiante polaca novata no se limitó a seguir la es-
                     tela del brillante científico con el que se había casado, sino que
                     decidió abrir su propia senda. Y esta resultó ser tan fascinante
                     que Marie terminó arrastrando al genial y soñador Pierre al nuevo
                     campo de investigación.  Ambos terminarían triunfando donde
                     Henri Becquerel, reconocido miembro de la Academia Francesa,
                     había fracasado.
                         En los últimos  años  del  siglo  XIX  los  científicos  de  París,
                     como los de toda Europa,  estaban revolucionados por el des-
                     cubrimiento que había realizado en noviembre de 1895 Wilhelm
                     Conrad Roentgen, un profesor de Física de la universidad ale-
                     mana de Würzburg.  Roentgen estudiaba los efectos de las des-
                     cargas eléctricas en tubos de vacío de Crookes y las propiedades





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